jueves, 19 de diciembre de 2013

El mínimo de Maunder: ¿Qué le sucedió al Sol entre 1645 y 1715?

Pues parece ser que, durante ese periodo, nuestra estrella tuvo una actividad tan baja que, en la Tierra, se padeció un periodo conocido como la "Pequeña Edad de Hielo", en el que los ríos se congelaron, hubo cosechas insuficientes para alimentar a la población, las enfermedades diezmaron a las gentes y, en general, se sufrió mucho para poder sobrevivir. ¿Qué le ocurrió al Sol para cambiar tanto y tan repentinamente? 

No cabe duda de que consideramos al Sol como un astro bastante constante. Su majestuoso y seguro recorrido por nuestro cielo nos hace pensar que es el ejemplo perfecto de regularidad. Y, sin embargo, son muy numerosos los indicios que apoyan la idea de que el Sol no ha mantenido el mismo nivel de actividad durante el último milenio. ¿Ha tenido pues nuestra estrella episodios de "energía" menguada, en los que las manifestaciones de su gran poder han sido puntuales e infrecuentes? Y, en particular, parece ser que entre la segunda mitad del siglo XVII y principios del XVIII su actividad era tan insignificante que la Tierra, al no recibir la cantidad de radiación suficiente, casi enferma de hipotermia planetaria. ¿Tuvo lugar realmente ese periodo de frío intenso hace más de dos siglos, y si es así, por qué sucedió? 

© NASA
Figura 1: imagen del Sol y sus manchas solares, muestra de su actividad.

Todo empieza en 1843. Heinrich Samuel Schwabe (1789-1875), farmacéutico alemán aficionado a la Astronomía, con el ánimo de encontrar a Vulcano, un hipotético planeta entre el Sol y Mercurio, inicia una exhaustiva recopilación de sus observaciones disponibles de las manchas solares (abarcaban desde 1826), que son las más evidentes manifestaciones de la actividad solar (figura 1). Descubrió que su número varía periódicamente. En años apenas se veían, después en unos pocos aumentaban en cantidad, manteniéndose en número a lo largo de un par de años, y por último, poco a poco empezaban a menguar durante cinco o seis años más. En total, once años, aproximadamente, en los que era claro que existía un ciclo, con máximos en los que se observaban gran cantidad de manchas solares y mínimos en los que apenas de distinguían. 

Otros astrónomos pronto continuaron la labor de Schwabe, mejorando el rigor de las observaciones, pero medio siglo después de que él empezara su tarea, en 1893, Edward Walter Maunder, del Royal Greenwich Observatory, en Gran Bretaña, decidió construir la llamada 'curva undecanal', es decir, mostrar en un gráfico la actividad solar durante un extenso periodo de tiempo. Se basó en observaciones fiables de Galileo Galilei (1564-1642) y de otros astrónomos de la época para el intervalo que abarcaba desde la aplicación del telescopio hasta 1700. 

Maunder constató, asombrado, que a partir de 1643, las observaciones no incluían la presencia de grandes cantidades de manchas solares. De hecho, no había casi ninguna anotación entre ese año e inicios del siglo XVIII. Para divulgar sus hallazgos, Maunder publicó en 1894 un artículo en el que llegaba a una conclusión extraordinaria: durante casi setenta años, en el intervalo que abarca desde 1645 hasta 1717, el Sol no había mostrado prácticamente ni una mancha en su superficie (1). Y esto es extraordinario porque incluso en los momentos de menor actividad, casi siempre es posible ver alguna. No se estaba considerando no observar manchas solares durante un mínimo, que abarca dos o tres años, sino a lo largo de seis largos ciclos de actividad solar. Es más, parece ser que las manchas observadas en todo ese espacio de tiempo era más o menos similar a las vistas en un mínimo cualquiera. Y aún algo más increíble; según el estudio de Maunder, existía una década (desde 1660 hasta 1670), en la que nadie, absolutamente nadie, había podido detectar una sola mancha solar. En otras palabras, durante un ciclo entero, el Sol había evidenciado un funcionamiento mínimo, al relantí, algo traducido en su superficie como inexistencia total de manchas. Un descubrimiento tan sorprendente e importante merece encuadrar a Maunder dentro del reducido grupo de astrónomos que con sus aportaciones han cambiado radicalmente la visión que teníamos del Universo. Maunder nos reveló que el Sol cambia, que su vida no ha sido siempre igual de monótona, sino que ha padecido periodos en los que reducía su actividad a la mínima expresión, algo que no era esperable de ninguna manera en un astro tan estable. 

Pero Maunder no tuvo suerte. Su artículo fue seguido por muy pocos astrónomos, aunque para realizarlo había contado con la ayuda en la documentación de otros compañeros observadores. Y si nadie confió en lo que Maunder decía fue debido más a una cuestión de fe en las teorías establecidas que por fallos o errores en la teoría del astrónomo inglés. El único punto débil que podía achacársele a Maunder fue sustentar sus ideas en una base de datos carente de la total fiabilidad. En efecto, los registros no ofrecían mucha seguridad de que fueran correctos o cuidados. Aunque fueran los más numerosos, los informes poco fiables estaban confirmados por los de otros magnos astrónomos, de los cuales no cabía duda razonable alguna de su buen hacer como observadores, ya que su vida estaba llena de importantes y difíciles descubrimientos, pero ni aún así Maunder recibió la atención que merecía. 

John Flamsteed (1646-1720) primer astrónomo real inglés, de gran reputación y agudeza visual (preparó un catálogo de 3.000 estrellas en el que consignaba su posición con una precisión de 10 segundos de arco, una verdadera hazaña para la época), reseñó que por fin había podido observar una mancha solar, tras varios años intentándolo. 

Por otra parte, el no menos célebre Giovanni Domenico Cassini (1625-1712), bastante antes que Flamsteed, conservaba observaciones muy antiguas, desde prácticamente 1645, es decir, a partir de cuando Maunder había considerado el inicio de su periodo de escasa actividad. Lo que Cassini escribió en 1671 se convertiría en una importante baza a favor de la teoría de Edward Maunder: aquel año, el astrónomo italo-francés había visto una mancha solar; por primera vez en ...¡veinte años!. Cassini no era precisamente un astrónomo de poca habilidad visual. Para los que conozcan un poco a este extraordinario observador, recordar que además de descubrir la banda oscura entre los anillos de Saturno (división de Cassini), efectuó multitud de estudios sobre la rotación de Marte, las cinturones nubosos de Júpiter, las distancias planetarias, etc. En otras palabras, era uno de los astrónomos de mayor capacidad y talento que han existido. Si Cassini había visto una mancha solar después de veinte años de no captar ninguna, había, por fuerza, que creerle. 

Asimismo, el francés Jean Picard (1620-1682) dejó escrito que el llevaba una década entera sin avistar ninguna mancha hasta que por fin vio una, precisamente en 1671, el mismo año que Cassini. 

Sin embargo, el recelo a aceptar los estudios de Maunder era por otros motivos. Tal vezaunque el mismo Newton hubiera certificado la inexistencia de manchas solares durante prácticamente toda su vida (curiosamente casi coincide con el periodo de que estamos hablando, 1642-1727), los científicos de principios del siglo pasado continuarían obcecados en rechazarlo. Y esto es así porque lo que Maunder estaba destrozando la visión aceptada de un Sol con un ciclo de actividad perfectamente establecido, de once años, que se había constatado al milímetro durante los últimos 170 años (figura 2). 

© A. A. González Coroas

Figura 2: recuento del número de manchas observadas en la fotosfera solar desde los primeros registros telescópicos (hacia 1610) hasta 1998. Es clara la perfecta periodicidad de aproximadamente once años que presenta el ciclo solar, pues desde 1720 hasta la actualidad se ha presentado sin apenas modificaciones. El periodo de escasas o nulas manchas solares también aparece con nitidez entre 1645 y 1715, y con anterioridad (1610-1645) las anotaciones, aunque fragmentarias, evidencian que se registraban bastantes manchas solares.Lo extraño es que antes incluso del periodo de mínimas manchas solares, es decir, el intervalo que abarca entre las primeras observaciones telescópicas (hacia 1610) y el inicio del propio mínimo (1645), han quedado registradas gran cantidad de manchas, en especial en 1615, cuando parece ser que se alcanzaron valores cercanos a los de un máximo solar normal. En otras palabras, antes y después del periodo que estamos analizando había manchas en número abundante, y entre 1645 y 1715 apenas aparecen unas pocas. Su escaso o nulo número es constatado por observadores prestigiosos y así lo recoge y expone Maunder a la Royal Astronomical Society. Pero nadie le reconoce su acertado enfoque del fenómeno. 

De hecho, ha de pasar prácticamente tres cuartos de siglo hasta que se redescubre el trabajo de Maunder. Incluso en una época tan próxima a nosotros como 1965 se continuaba ignorando el prolongado mínimo de manchas solares, sobretodo porque se creía que en ese intervalo de tiempo los datos no eran fiables, aunque ya hemos visto que no era así. Incluso un científico de la talla de George Gamow (1904-1968), en su famoso libro "Una estrella llamada Sol", de 1964, iniciaba el recuento de manchas desde 1750, prácticamente a partir del fin del mínimo de Maunder (figura 3). 

© G. GamowFigura 3: gráfico extraído de la obra de G. Gamow "Una estrella llamada Sol", en el que se observa que considera el inicio de los registros fiables en 1750, justo después de finalizar el mínimo de Maunder.Debemos esperar hasta 1970 para que el astrónomo solar John A. Eddy (High Altitude Observatory, Colorado, EE.UU.) analizara los estudios de Maunder con nuevos datos y observaciones a las que este último no tenía acceso, y publicara a su vez un artículo donde certificaba que las ideas de Maunder eran esencialmente correctas, bautizando como "Mínimo de Maunder" el periodo correspondiente entre 1645 y 1720. Eddy apoyó sus conclusiones en una serie de importantes premisas (2), entre las que caben destacar sobretodo tres puntos, a saber: la cantidad de auroras visibles en ese intervalo, el análisis del 14C (carbono 14) en los anillos de crecimiento de los árboles, y el clima que sufrió nuestro planeta durante el propio Mínimo. 

1) Las auroras (figura 4), esos magníficos espectáculos de luz que pueden observarse en altas y bajas latitudes (auroras boreales y australes), son debidas a que partículas energéticas procedentes del Sol, generalmente expulsadas tras la aparición de fáculas en la superficie de la estrella, alcanzan a la Tierra, y son desviadas por nuestro campo magnético hacia las regiones polares, donde entran en contacto con la alta atmósfera del planeta y se ionizan, es decir, los átomos pierden o ganan electrones y, por tanto, ya no son neutros, sino que adquieren carga eléctrica. Esta ionización de las partículas solares provoca la excitación de los átomos de oxígeno y nitrógeno presentes en la misma ionosfera, lo que se traduce en la formación de brillantes auroras. Bien, las auroras son, por tanto, una manifestación de la actividad solar. Cuando el Sol está muy activo y son abundantes las fáculas en su superficie, se expulsan gran cantidad de partículas de alta energía, llegan a los polos terrestres y excitan los átomos de la ionosfera. A mayor número de partículas, más auroras y de mayor intensidad en su brillo podremos observar. 

© NASA

Figura 4: imagen tomada desde el trasbordador espacial Discovery en la misión STS-39 de una aurora austral.Si la actividad solar durante el Mínimo de Maunder hubiera sido tan baja, los registros de auroras, por fuerza, deberían ser a su vez igual de escasos, y aquí no había posibilidad alguna de error en las observaciones, pues para ver una aurora el único requisito es hallarse en una zona cuánto más próxima al polo mejor. Son tan brillantes y espectaculares que a simple vista es el mejor método para disfrutarlas. 1E. W. Maunder no fue, parece ser, el primero en publicar la relación de manchas solares en ese periodo de 1645-1715. En efecto, Friedrich Wilhelm Gustav Spörer (1822-1895), astrónomo alemán, escribió un artículo en 1887 donde especificaba claramente que sus averiguaciones mostraban la existencia de un mínimo de actividad solar durante esos setenta años. Pero como Maunder resumió los resultados hallados por él mismo y por Spörer a la Royal Astronomical Society, en su artículo de 1893, todos los méritos le fueron concedidos a Maunder. Incluso casi un siglo antes, en 1792, Joseph Lalande (1732-1807) astrónomo francés de gran reputación, había mencionado ya la inexistencia de manchas solares entre 1645 y 1720, pero no tuvo su observación gran trascendencia en el mundo astronómico y fue casi olvidada por completo. 

2Para más información sobre el estudio de John A. Eddy, véase "¿Existió realmente el Mínimo de Maunder", Angel Alberto González Coroas, ASTRONOMÍA, nº 10, págs. 32-41, abril de 2000. 

© Modificado de "Sunspot cycles", D.J. Schove

Figura 5: gráfica con el número de auroras aparecidas en cada década desde el año 275 hasta 1730, según diferentes archivos históricos.Eddy estudió a conciencia los archivos, y constató que, por término medio, en los pueblos europeos de la época, durante los 70 años del Mínimo de Maunder las auroras que deberían haberse observado, según la extrapolación, sería de entre 1.000 y 5.000. Sorprendente es el hecho de no haber quedado registradas más que unas pocas decenas (figura 5), y parece ser que hubo un periodo de algunos años en el que no se vio ni una sola aurora. 

Consecuentemente, tenemos que las auroras, que son una consecuencia de la actividad solar, apenas fueron observadas durante justamente el mismo intervalo de tiempo en que en el Sol el número de manchas solares era muy bajo o inexistente. Es una prueba más, por tanto, de que efectivamente entre 1645 y 1720 nuestra estrella sufrió un mínimo importante. 

2) En segundo lugar, como indicio tal vez aún más importante que el anterior, es el hecho de encontrar en la dendrocronología y en el análisis del 14C en los árboles un apoyo extraordinario a las ideas de Maunder. La dendrocronología es el estudio de los anillos de crecimiento de los árboles centenarios o milenarios, para extraer información sobre las condiciones climáticas del pasado de nuestro planeta. Como si de un calendario de la vida del propio árbol se tratara, cada uno de sus anillos corresponde a un año de crecimiento. Contando los anillos concéntricos, desde el más interno (el más antiguo en edad, que pertenece a las primeras etapas de existencia del árbol) hasta el más externo se puede calcular su edad aproximada. Pero lo más interesante de la cuestión es que no todos los años quedan registrados por igual. Cuando las condiciones climáticas son benignas, el espesor del anillo es mayor, y cuando el año ha sido más duro, el anillo es muy estrecho. En realidad, y aunque parezca extraño, entre dos anillos gruesos (o sea, entre dos años benignos), se pueden contar, más o menos, 10 anillos de menor espesor. Se desprende, pues, que en los anillos de los árboles quedan registrados los ciclos de actividad solar (o mejor dicho, lo que queda registrado es la variación climática en la Tierra, que a su vez depende bastante de la actividad solar). 

Además, lo más trascendente del asunto es que en los mismos árboles podemos encontrar la cantidad de 14C que ha sido absorbida por ellos en cada periodo de tiempo. Aunque esto no parezca importante, es sin embargo el punto culminante en la demostración de la existencia del Mínimo de Maunder. 

El carbono 14 se produce al impactar los rayos cósmicos en el campo magnético terrestre. Los rayos cósmicos son partículas de alta energía, procedentes del Sol (3). Son capaces de causar modificaciones genéticas en los seres vivos si llegaran a la superficie terrestre. Gracias a la acción protectora de nuestro campo magnético, una especie de caparazón que engloba a la Tierra, los rayos cósmicos no causan daños de importancia. Pero una pequeña cantidad de rayos cósmicos llega a la alta atmósfera, donde tiene lugar una reacción que produce 14C. El carbono se incorpora a los árboles, y la relación de este 14C con el 12C (el carbono "normal" del árbol), que se depositan cada año, nos informará sobre la actividad solar de este modo: si el Sol muestra una actividad elevada, en la relación 14C-12C, dominará el 12C, al no haberse fijado apenas 14C. Por contra, si la actividad solar es baja, nuestro campo magnético no tendrá la fuerza suficiente para repeler los rayos cósmicos, éstos impactarán en la atmósfera y formarán mucho 14C. Al revisar los archivos de la relación14C-12C en el pasado, si el 14C destaca notablemente, será lógico suponer que entonces la actividad solar fue baja. ¿Cuál fue la proporción 14C-12C durante el Mínimo de Maunder? 

Para saberlo, debemos observar un gráfico (figura 6) en el que nos muestren el ritmo de producción del 14C con respecto a los años, e ir descubriendo si ha habido intervalos de tiempo en los que la relación del 14C-12C ha sido inhabitual. 

Lo que más destaca del gráfico en cuestión es que ha habido varios periodos en los cuales el 14C tenía una proporción muy alta con respecto al 12C, es decir, que el Sol mostraba poca actividad. A medida que nos acercamos hasta las fechas más recientes podemos ver que en el siglo XI hubo un nivel muy alto de 14C (algo que se corresponde con el Mínimo de Norman, 1010-1090), otro aún más profundo hacia el siglo XIV (Mínimo de Wolf, 1280-1350), y el más intenso de todos, que abarca todo el siglo XV (Mínimo de Spörer, 1400-1510). No obstante estos datos, todavía no puede afirmarse de manera rotunda la existencia de estos mínimos, porque no están corroborados con pruebas suficientes. En cambio, hacia el final del gráfico hay otro máximo de producción de 14C, que sin duda alguna corresponde al Mínimo de Maunder. 

© desconocido
Figura 6: gráfico con la relación de 14C-12C medida en árboles centenarios y milenarios. La proporción positiva indica una mayor absorción del 14C y, por tanto, un debilitamiento en la actividad solar. El Mínimo de Maunder está representado al final del gráfico, y es, junto con el de Spörer, el más profundo de todo el registro. 

La comparación entre el gráfico de la aparición de las auroras y el de la producción de14C evidencia que existe una fuerte conexión entre ambos. Estos dos métodos para el estudio de la actividad solar son suficientes por sí mismos para considerar que el Mínimo de Maunder tuvo lugar realmente, o, al menos, que entre 1645 y 1720 el Sol padeció un intervalo de casi total inanición. 

Pero aún resta analizar otro punto fundamental: ¿qué le ocurrió a nuestro planeta durante el Mínimo? Acabamos de ver que las auroras fueron muy escasas, y que los árboles absorbieron mucho 14C, signos ambos de una baja actividad solar. Pero, en la Tierra, ¿el clima cambió? Es de suponer que si el Sol no manifestó actividad, el planeta debió sufrir alguna consecuencia climática. ¿Qué nos dicen los registros de la historia al respecto? 

Si analizamos los archivos de temperatura disponibles, ya no sólo desde el siglo XVII, sino desde hace unos pocos miles de años, podemos correlacionar mejor la posible correspondencia entre actividad solar y clima terrestre (figura 7). Vemos que hacia principios del segundo milenio la temperatura había alcanzado un máximo muy destacado; era una época cálida. Seguidamente entramos en un periodo gradualmente más frío, que llega al mínimo de calor recibido hacia mediados de milenio (siglo XVI). A partir de entonces la temperatura fue aumentando poco a poco, y aunque en Groenlandia durante el siglo XVIII hubo casi un siglo de normalidad climática, y posteriormente se inició otro intervalo de mínimo térmico, esto no fue lo habitual en otros sitios. Ese periodo frío de entre el año 1500 y 1800, la "Pequeña Edad del Hielo", tiene una fuerte conexión con el Mínimo de Maunder, y se apoya en las evidencias indirectas de formación de auroras y 14C que hemos visto. 

© A. Uriarte
Figura 7: medidas de la temperatura registrada en Groenlandia durante los últimos 2.500 años, obtenidas mediante la recogida de muestras de hielo.Son muy numerosas las diferentes manifestaciones culturales del siglo XVII y XVIII en las que aparecen representados los momentos cotidianos de las gentes de la época. Pueden llamar la atención muchas cosas, pero si observamos, por ejemplo, cuadros ingleses que muestran al río Támesis, comprobaremos asombrados que las fiestas populares no se organizaban en las calles londinenses, como sería de esperar, sino que tenían lugar... ¡sobre el mismo río! No es que los ingleses fueran capaces de permanecer flotando por encima del agua, sino que el Támesis estaba ¡totalmente congelado!. Algo tan insólito no es en absoluto habitual. Incluso en los periodos de mayor dureza climática la historia no habla de tal hecho a lo largo de los siglos. 

Y en España también hay otras muestras de que en nuestro país se sufrió y mucho durante la época del Mínimo de Maunder. De hecho, y aunque esto corresponda más a motivos políticos y económicos, el siglo XVII y XVIII fue el de la decadencia del imperio español. En particular, si durante el siglo XVI se vivió cierta prosperidad tanto económica como demográfica, en el XVII se produjo una drástica reducción de la población, ya que parece ser que hubo una mortalidad extraordinaria entre 1600 y 1700 (en ésta última fecha era de siete millones de habitantes, cuando en un censo aproximado de 1590 se totalizaban 8.120.000 personas). El Mínimo de Maunder se tradujo en epidemias de peste bubónica especialmente virulentas (hubo tres brotes que causaron cerca de un millón de bajas). Además, las cosechas fueron tal vez las peores de la historia desde la modernización (relativa) de la agricultura, lo que originó desnutrición entre la mayoría de la población (algo que consecuentemente propició sublevaciones y revoluciones). A esto hay que añadir la contaminación de las aguas, desastres naturales... en fin, todo un cúmulo de infortunios para los españoles, que vieron desaparecer su dominio en Europa y, posteriormente, también en América. 

En general, y de acuerdo con las mediciones recogidas en varios puntos del planeta, se puede afirmar con cierta seguridad que la Tierra padeció una disminución de temperatura de un grado por término medio. Los motivos de un Sol cambiante tan repentina y drásticamente no han sido puestos de manifiesto aún (aunque J. Eddy ha especulado con la posibilidad de que se debiera a una reducción del tamaño de nuestra estrella, tal extremo no se ha visto confirmado lo suficiente). El Mínimo de Maunder nos ha mostrado a un Sol muy diferente del que estamos acostumbrados a ver y sentir. Para poder afrontar futuros mínimos (o máximos) solares extraordinarios con la seguridad adecuada, es imprescindible estudiar más y mejor al Sol, comprender por qué varía su actividad y, en todo caso, aceptar que la Tierra no es un sistema cerrado a la que no le afectan los elementos externos a ella, sino que, como de un ser vivo se tratara, sufre y siente los cambios y se adapta a ellos en la medida de sus posibilidades. 

Bibliografía
El Sol y los ciclos de actividad solar, Ángel Alberto González Coroas, UNIVERSO, nº 41, septiembre de 1998, págs. 36-46.
¿Es el Sol una estrella variable?, Víctor Rodríguez, Tribuna de Astronomía, nº 40, marzo de 1989, págs. 24-27.
La actividad solar y su historia, Ángel Alberto González Coroas, Tribuna de Astronomía, nº 131, octubre de 1996, págs. 14-19.
¿Existió realmente el mínimo de Maunder?, Ángel Alberto González Coroas, ASTRONOMÍA, nº 10, abril de 2000, págs. 32-41.
Una estrella llamada Sol, George Gamow, RBA, (Barcelona, 1993).3También hay otro tipo de rayos cósmicos, los llamados rayos cósmicos galácticos, que tienen su origen en las profundidades de nuestra Galaxia, como consecuencia por ejemplo de la explosión de supernovas. Los rayos cósmicos de mayor energía provienen de fuentes externas a la Vía Láctea.

Jesús Salvador Giner
lun, 24 abr 2006 04:34 CDT

Las imposibles huellas del río Paluxi

Imagen de huellas humanas junto a otras de dinosaurios en la vereda del río Paluxi, Texas (Estados Unidos). 

La roca sobre la que aparecieron ambos juegos de huellas se sedimentó hace más de doscientos cincuenta millones de años. ¿Cómo es posible que existan improntas humanas junto a las de dinosaurio? ¿Acaso convivimos con ellos?

En 1931, en Estados Unidos seguían latentes los efectos de la gran crisis del 29. Estos tardarían en olvidarse. Pero al margen de la económica se había abierto otra que se erigía sobre las creencias y que se revestía con tintes casi bélicos. En esta batalla de ideas, en principio se enfrentaban dos sectores de la sociedad: los evolucionistas y los creacionistas.

Entre ambos colectivos se abría una enorme grieta ideológica. Los evolucionistas aceptaban el gigantesco avance que para la ciencia y el conocimiento suponía la publicación, décadas atrás, de las teorías de Darwin sobre la evolución de las especies, según la cual todos los seres vivos derivamos de otros inferiores. En el caso del ser humano, el darwinismo consideraba, y considera, que hombres y chimpancés procedíamos de un mismo ancestro común, una suerte de primate original.

Al otro lado de la trinchera estaban los creacionistas, quienes seguían aferrándose a un viejo dogma promulgado por el irlandés James Ussher, arzobispo de Armagh a mediados del siglo XVII . Para ellos, la Tierra, tal cual es hoy, con sus seres vivos sobre la superficie, fue creada por Dios en el año 4004 a.C. En opinión de este grupo, antes de esa fecha no existía ser viviente alguno(1).

Y en medio de esta batalla, hoy afortunadamente casi superada a favor del evolucionismo, que provocó encendidos debates, juicios y hasta leyes a favor y en contra de una tendencia u otra según el estado en el que se dictaran, surgió el enigma del río Paluxi en Texas.

En realidad, los primeros indicios aparecieron en 1908, tras un desbordamiento del rió, en las proximidades de Glen Rose, y dejó al descubierto una serie de huellas de terópodos, un tipo de dinosaurio carnívoro que se desplazaba sobre sus extremidades traseras. Los indios que habitaban aquella zona las conocían como "huellas de pavo gigantes". Los investigadores concretaron más y concluyeron que se trataba de un acrocantosáurio, un gigante reptil del Cretácico que superaba las dos toneladas y media de peso y los 40 metros de longitud. Dos años mas tarde, un grupo de pescadores, hicieron un nuevo hallazgo en la zona, un nuevo grupo de huellas de dinosaurio junto a otras que, por su apariencia y aspecto alargado parecían humanas...

Ni entonces y menos ahora, a la luz de los actuales conocimientos científicos, aquello tenía justificación, puesto que ambas huellas se tendrían que haber formado al mismo tiempo, pero dinosaurios y hombres jamás convivieron. Aquéllos desaparecieron de la faz de la Tierra hace sesenta y cinco millones de años, cuando un enorme asteroide impactó en lo que es hoy el golfo de México, alterando la realidad geológica y medioambiental del planeta. Mientras, nosotros, los humanos, surgimos bajo la apariencia de primitivas formas homínidas, muy simiescas, hace sólo algo más de seis millones de años. Recordemos que los primeros posibles homínidos bípedos son el Sahelanthropus Tchadiensis, con una antigüedad de 6 ó 7 millones de años. Orrorin tugenensis, unos 6 millones de años, y Ardipithecus, entre 5,5 y 4,5 millones de años.

Los creacionistas interpretaron aquel hallazgo como un espaldarazo a sus tesis. Pero era pura alquimia ideológica: decían que las huellas demostraban que seres humanos y grandes saurios habían convivido porque, sencillamente, ambos aparecieron hace seis mil años sobre el planeta por obra y gracia de un Dios creador.
De ese modo pensaba un reverendo –y también científico– llamado Cliford Burdick. Armado con su fundamentalismo a modo de espada, alentó a los sectores más tradicionales de la sociedad americana explicándoles que las huellas del río Paluxi destronaban a Darwin y todas sus “tonterías” –decía– sobre la evolución.

Sin embargo, el triunfo de la ciencia sobre la sinrazón creacionista no logró que el enigma de Paluxi dejara de serlo. Los fundamentalistas cedieron, y hoy el misterio es puramente científico. La gran pregunta, al hilo del hallazgo, sigue en pie: ¿Acaso convivieron seres humanos y dinosaurios en alguna ocasión? La lógica, la razón y la verdad científica invitan a pensar que no, pero no pueden explicar cómo se sedimentaron a la vez ambos tipos de huellas.

En el año 1970, un equipo de la Universidad Loma Linda investigó aquellas huellas humanas de –teóricamente– doscientos cincuenta millones de años de antigüedad. Auspiciados por fondos públicos, y con el pesado encargo de satisfacer las teorías científicas, se vieron en la obligación de buscar una justificación. Y salieron por peteneras: “Son marcas deformadas”, dijeron. Aún deben andar escondidos...

Posteriormente, un científico llamado Glein Kuban examinó las citadas huellas. “Parecen humanas”, pensó. Y pensó bien, habida cuenta de su aspecto. Pero tampoco quería cargar con el mochuelo, así que redobló el alcance de su imaginación y hete aquí que dijo: “Huellas de un tipo de dinosaurio con planta muy parecida a la humana”.

Aún está esperando que se encuentren otras huellas similares en cualquiera de los mil y un yacimientos de dinosaurios que se extienden por todo el planeta...

Ninguna de las dos hipótesis alternativas obtuvo crédito.
En la década de los noventa del siglo XX, las huellas han vuelto a ser estudiadas por el doctor Dale Patterson. Tras analizarlas, y no sin dosis de valor infinitas, concluyó: “Presentan la curvatura típica y marca propias de las huellas humanas. Aunque estén sedimentadas hace cientos de millones de años, pertenecen a hombres.”

Hoy podemos asegurar que evolucionistas y creacionistas se equivocaron en el análisis del enigma. Los primeros pecaron de ser, en este caso, unos cabeza cuadrada. Los segundos, no demostraron ser otra cosa más que unos fanáticos. Ni unos ni otros han podido solucionar el misterio. La cuestión sigue en pie, de forma casi perenne: ¿Por qué están ahí esas huellas humanas junto a otras de dinosaurio?

Otro descubrimiento similar fue efectuado en el barranco de Valdecevillo, en la Rioja (España), donde quedaron al descubierto dos huellas humanas junto a un amplio número de otras pertenecientes a dinosaurios datada hace 120 millones de años.

Sólo se me ocurre pensar que, o bien existió una humanidad anterior a la nuestra que convivió con los grandes saurios, o bien los primeros homínidos aparecieron mucho antes de lo que se cree.

Qué les puedo decir, desconozco cual de las respuestas es la válida.

1 - Usserius, Archiepiscopus Armachanus (James Ussher, arzobispo de Armagh), vivió en una de las épocas más convulsas de la política, la religión y la ciencia europeas (1581-1656). 

Fue ordenado sacerdote en 1601 y nombrado profesor del Trinity College (Dublín) seis años después. En 1625 era designado primado de la Iglesia anglo-irlandesa. Sus posiciones anticatólicas son bien conocidas por los historiadores (aunque parece que sus invectivas nunca llegaron al nivel de fanatismo de los panfletos antipapistas de Milton)

Según Ussher, la humanidad fue creada el viernes 28 de octubre de 4004 antes de Cristo.

La primera evidencia de existencia de vida sobre la Tierra procede de los llamados fósiles químicos.

En 1642, cuando estalló la guerra civil, Ussher se encontraba en Inglaterra, y ya nunca regresó a Irlanda. Durante estos años escribió su obra más conocida: Anales del Antiguo Testamento deducidos del primer origen del mundo, aparecida en 1650. En este monumental estudio, Ussher concluía que el mundo fue creado por Dios el domingo 23 de octubre del año 4004 antes de Cristo, habiendo comenzado tan formidable tarea durante el ocaso del día precedente. De manera que, según la estimación del primado de la Iglesia anglo-irlandesa, esta semana el mundo cumple exactamente los 6.000 años de antigüedad, si obviamos los cambios en el calendario a lo largo de la historia.

El método seguido por Ussher para llegar a esta precisa datación es común entre los investigadores de la época y anteriores. Está basado en una detallada revisión de las sucesivas generaciones bíblicas y una correlación con los registros conocidos en la época de la historia romana y de las civilizaciones del Oriente Medio. De este modo, la singular datación de unos 4.000-6.000 años para el origen del mundo constituye, en realidad, una evaluación común en los eruditos anteriores al siglo XVII, tanto cristianos como judíos y musulmanes. No obstante, la influencia de esta datación, y en concreto la conocida fecha de Ussher, no parece haber sido tan importante como pudiera creerse, excepto en determinados sectores del cristianismo no católico. Desde luego, no parece tener gran importancia en la ciencia oficial desde finales del siglo XVII. La propuesta de Ussher era incluso rechazada por sus pares contemporáneos, como John Ray (1627-1705). Esta alternativa está basada en la interpretación del Libro del Génesis denominada Caos-Restitución, que puede seguirse hasta el pensamiento de fundadores modernos de la geología y la paleontología, como William Buckland (1784-1856).

En 1819 este naturalista inglés, que publicó los restos del primer dinosaurio conocido, rechazaba que la Biblia pudiera considerarse como una referencia detallada de los fenómenos geológicos históricos. De manera que gran parte del mundo cristiano aceptaba a comienzos del XIX las eras de la historia de la Tierra tal y como eran propuestas por la naciente (y poderosa en la época) ciencia de la geología.

No obstante, la significación de Ussher tiene dimensiones relevantes dentro de las confesiones cristianas no católicas. La fecha del año 4004 apareció por primera vez en los márgenes de los libros bíblicos anglicanos en 1701. La persistencia de este fenómeno es notable: la Gideon Society colocó este tipo de biblias en casi todas las habitaciones hoteleras de América hasta el año 1970. De este modo, la cronología ussheriana cobró un estatus casi canónico en las biblias inglesas. Todavía hoy día las estimaciones de Ussher constituyen una parte importante de las creencias de los colectivos creacionistas, especialmente en Estados Unidos.

Según Ussher, la humanidad fue creada el viernes 28 de octubre de 4004 antes de Cristo y Adán y Eva fueron arrojados del paraíso el lunes 10 de noviembre del 4004 antes de Cristo. El arca de Noé encalló en el monte Ararat el miércoles 5 de mayo de 1491 antes de cristo. Estas estimaciones han sido utilizadas frecuentemente como una prueba contra los paradigmas científicos evolutivos de la astrofísica y biología actuales.

El conocimiento científico de nuestros días sostiene que la edad del Universo puede cifrarse en unos 12.000-13.000 millones de años. Se cree que la Tierra, y el sistema solar, tienen una edad de unos 4.500 millones de años. La primera evidencia de existencia de vida sobre la Tierra procede de lo que los paleontólogos denominan fósiles químicos. La conversión del carbono inorgánico en sustancias biogénicas implica una redistribución de la relación de isótopos 13C / 12C (la materia viva prefiere el isótopo más ligero). Esta señal puede encontrarse en rocas de Isua (Groenlandia) de 3.800 millones de años de antigüedad. Por tanto, existe constancia de que determinados microorganismos habitaron nuestro planeta tan solo 700 m.a. después de la formación de la Tierra.

El registro fósil de organismos unicelulares en rocas de un entorno de 3.000 millones de años constituye en la actualidad un acalorado debate, ya que algunos investigadores piensan que las evidencias disponibles pueden tener un origen abiótico. No obstante, la mayoría de los paleomicrobiólogos que trabajan en esta problemática estaría de acuerdo en que pueden detectarse células fósiles reales a partir de unos 2.000 millones de años.
Recientemente se han descrito fósiles químicos en Transvaal (Suráfrica) que indican la presencia de tapetes microbianos en suelos de unos 2.600 millones de años de edad, lo que constituye la primera evidencia de la conquista de la tierra firme por los organismos vivos. Fósiles de los animales más primitivos, las esponjas, se conocen en China y tienen un antigüedad de unos 600 millones de años.

Pero muy probablemente los animales tenemos un origen mucho más antiguo. En efecto, se conocen rastros producidos por animales con simetría bilateral que tienen más de 1.000 m.a., lo que es congruente con las estimaciones del origen de los metazoos a partir de las filogenias moleculares. Por último, los paleontólogos proponen actualmente un rango de variación de la edad del origen del hombre moderno entre 150.000 y 300.000 años. Una edad consensuada entre los especialistas sería de unos 150.000-200.000 años para la aparición de Homo sapiens.

Muchos creyentes en la evolución teística admiten que su curso se desarrolló como propugnan los científicos de la astrofísica, paleontología o biología evolutiva modernas, pero bajo la creación y/o tutela de uno o varios dioses. La ciencia actual cada vez está más convencida de que la evolución de la materia, animada e inanimada, puede ser comprendida mediante fuerzas y procesos puramente naturales.

EE.UU. y la URSS, una carrera armamentística para controlar la mente

La carrera armamentística entre la URSS y EE.UU. obligaba a las superpotencias a invertir grandes esfuerzos en la investigación de armamento no convencional, como los métodos de control del comportamiento o la influencia parapsicológica.

RIA Novosti / Ruslan Krivobok

El nuevo estudio, publicado por la biblioteca de la Universidad de Cornell, EE.UU., revela que los científicos de ambos lados del telón de acero se centraban en el desarrollo de tipos de armamento que incluso hoy en día parecen de ciencia ficción. 

De acuerdo con Serge Kernbach, autor del trabajo, entre las áreas de especial interés se encontraban temas como el impacto de la emisión electromagnética débil y fuerte sobre sujetos biológicos, así como la posible aplicación práctica de fenómenos físicos como el entrelazamiento cuántico en sistemas macroscópicos, la transmisión de señales basada en el efecto Aharonov-Bohm o el llamado fenómeno del 'operador humano'. 

Pese al carácter secreto de este tipo trabajos, las investigaciones soviéticas y estadounidenses a menudo seguían un camino casi paralelo. 

En particular, Kernbach recuerda el escandaloso proyecto de la CIA MKUltra, que implicaba el uso de varios métodos para manipular la conducta e influir en el cerebro humano con señales eléctricas y medicación. Aunque los datos claves sobre este programa fueron borrados por la CIA en 1973, se conoce que sus resultados podrían ser útiles para obtener información durante los interrogatorios o para reclutar a nuevos agentes. 

Aunque el análisis de Kernbach carece de ejemplos más concretos sobre el uso práctico de los resultados de estos estudios, el autor apunta que durante la Guerra Fría entre los objetivos prioritarios de la influencia de los campos electromagnéticos sobre la fisiología humana podría estar la fabricación de un nuevo tipo de armas. 

Sobre Reptilianos e Hibridos: Comparten medio con nosotros

Desde 1950, sólo tres años después de que los "platillos voladores" surgiesen como tema de discusión y de investigación, el número de contactos que apoyan la teoría de investigación biológica va en aumento mientras que más y más investigadores toman interés en los casos de contacto ... 

Son muchos los testimonios que dicen haber sido raptados por OVNIs y sometidos a experimentaciones sexuales.

Los varones decían que sus órganos sexuales habían sido examinados y que dispositivos especiales les habían extraído el semen. Las hembras decían haber sido violadas abordo de los ovnis o que se les había introducido instrumentos, casi siempre agujas largas, en el abdomen inferior para extraer sustancias de sus ovarios.

Los primeros ufólogos sabían de estos experimentos biológicos y basaron su teoría de la hibridación sobre ellos. Fundamentalmente, la teoría asevera que hoy día viven entre nosotros personas que son "mestizos", medio humanos y medio alienígenas.

Son varios los ufólogos que han tratado de clasificar a los extraterrestres que se encuentran infiltrados entre nosotros.

Unos señalan 3 tipos, otros 5, 12...


Pero aquí os dejo la clasificación de Clauss Zutterman, quien reconoce 7 tipos:

Los Gummos: Provienen del Sistema Alfa Centauro. Son rubios, de piel muy blanca y sus ojos, cuyo color pueden cambiar a voluntad, no se muestran orientalizados como en las demás razas infiltradas. Trabajan en Canadá, EE.UU., Finlandia, Noruega y Dinamarca.

Los offos: Provienen de la Nebulosa del Cangrejo. Son de piel muy blanca y también de ojos no orientalizados. Su cabello, cuando adquieren forma humana, es negro o café oscuro. Trabajan en Rusia y Australia.

Los hallaks: Provienen de la Constelación de Cáncer. Cuando adquieren forma humana se muestran de piel bronceada y estatura un poco más baja que los primeros. Sus ojos están semi-orientalizados y su cabello es lacio, negro o café oscuro. Trabajan en Latinoamérica y Puerto Rico.

Los gozzthal: Provienen de la Galaxia AXM-427 (?), llamada por ellos "Galaxia Gozzthal". Son "cambiantes". Pueden imitar los rasgos de la raza blanca o amarilla a voluntad. Cuando adquieren forma humana tienen los ojos decididamente orientalizados y su cabello puede ser negro o café oscuro. Trabajan en Norteamérica y en toda Asia, confundiéndose con los chinos, tibetanos, nepaleses, birmanos, hindúes, etc.

Los hadden: Provienen de la Constelación de Capricornio. Se confunden fácilmente con el tipo árabe, por lo que su Centro de Operaciones está precisamente en Arabia, en todo el Medio Oriente, parte de la India, Turquía, Irán, Irak, Península del Sinaí y sus alrededores.

Los nucks: Provienen del Cúmulo Estelar de Las Pléyades. Se manifiestan del tipo negroide y tosco. Su Centro de Operaciones abarca todo el Continente Africano y el Caribe.

Los razhen: Provienen de la Constelación de la Osa Mayor. Cuando adquieren forma humana toman rasgos decididamente orientales, pero de piel más blanca que los Gozzthal. Trabajan en Japón, en el ártico (con los Esquimales), en Oceanía, Hawai, Las Hébridas y las Islas Filipinas.

Zutterman llama a los híbridos nacidos bajo estas uniones:

Hummers
Offers
Hallakers
Gozzthalers
Haddeners
Nucksers
Razheners,

...según la parte alienígena implicada.

Naturalmente hay que aclarar que dichas uniones sexuales pueden ser entre alienígenas machos con mujeres terrestres, a cuyos hijos se les clasifica como Híbridos del Tipo A, mientras que el resultado de las uniones entre alienígenas hembras con hombres terrestres serán del Tipo B.

Videos



En este primer vídeo, recomiendo que lo paréis en el minuto 1,43: fijaos en su mirada fría (como la de un reptil, tal cual), la forma de su cara más cuadrada que la de cualquier hombre, el cuello como si se le fuese a salir del sitio... cuerpo perfecto y proporcionado, cosa muy extraña en los casos de gigantismo (esta enfermedad suele hacer que los cuerpos no estén proporcionados sino todo lo contrario, o incluso están ligeramente encorvados, cosa que aquí no sucede).



En este vídeo arriba, observamos una vez más el cuello forzado, como si fuese a salirse del sitio, los dientes (muy muy extraños) parece que tiene una doble fila (como las de los cocodrilos), los ojos (muy raros, antihumanos!)... además, la sonrisa es forzada e incluso sus labios al sonreír están en línea totalmente recta... muy raro!



Sería posible que los reptilianos hayan estado siempre entre nosotros ocupando puestos estratégicos de nuestra sociedad?

Existen muchos testimonios de personas que dicen haber visto reptiles que parecen humanos, éstos seres tendrían la capacidad de cambiar de forma humana a forma reptiliana y viceversa. El cambio de forma puede ocurrir bajo niveles altos de emociones, pero también son el resultado de vibraciones bajas de los seres humanos.

Son por esto las historias de gente que hace sacrificios y que sigue rituales de sangre sagrados, como el conocido caso de la Condesa Elizabeth Bathory.

Si analizamos la Biblia veremos lo siguiente:

- La estirpe de Caín: En el Génesis, vemos como Eva es seducida por la serpiente. En hebreo el término "comer" es sinónimo de "yacer" o "mantener relaciones sexuales".

Eva también mantuvo relaciones con Adán y como resultado dio a luz mellizos:

Caín, hijo de la Serpiente-Demonio, y Abel, hijo de Adán.

En Génesis, 3,15 Dios le dice a la Serpiente:

"enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar".

Esta última parte alude a la crucifixión de Jesús.

Bien, más adelante Caín mata a Abel y Dios le destierra, pero prohíbe que nadie le dañe. Caín se estableció al Oriente del Edén, se casó y tuvo descendencia, dando lugar a pueblos tales como los hititas y los caldeos.

En la Biblia se hace referencia a esta estirpe de la Serpiente en numerosas ocasiones, aunque todos estos pasajes han sido dulcificados y en algunas versiones, obviados, pero en los manuscritos del Mar Muerto aparece con mayor claridad.

De una u otra forma, esa estirpe sigue existiendo hoy en día.

- Por otro lado, tenemos a los nephilim.

Dice en Génesis, 6,4:

"los nephilim aparecieron por la tierra por aquel entonces (antes del Diluvio) y también después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y éstas les dieron hijos: estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos".

Evidentemente, los hijos de Dios son ángeles caídos que aparecen en la Tierra, posiblemente se trate de la descripción de varias invasiones alienígenas, aparentemente pacífica.

Estos demonios eran gigantes, y dieron lugar a pueblos como filisteos o anaceos, que en la Biblia son mencionados como gigantes en numerosas ocasiones.

Recordemos la historia de David y Goliat, ocurrida hacia el 1000 antes de Cristo. Esta raza fue corrigiendo el gigantismo con el tiempo, puede que con los sucesivos cruces con humanos, o porque se modificara el ADN. Los dioses egipcios, griegos y de otras civilizaciones son estos nephilim.

Los faraones y los héroes de la Antigua Grecia, como Hércules, son ejemplos de los hijos híbridos de los nephilim y las humanas.

Aunque también sería plausible pensar que los híbridos no sean exactamente "alienígenas" sino un proyecto mucho más oscuro!

En lo profundo del cerebro humano existe una capa muy antigua llamada el Cerebro Reptiliano, que controla lo mas instintivo del hombre. Este video (abajo) explica su naturaleza, su origen y las devastadoras repercusiones en la sociedad debido a su constante sobre-activación.


por Xana
Abril 2012
del Sitio Web Misteriosconxana
Fuente: Biblioteca Pleyades

El Cártel del Agro Mexicano

El mercado agroalimentario mexicano, en poder de 42 compañías trasnacionales. Monsanto, Dupont, Agromex, Pionner, Syngenta y Limagrain controlan la producción de semillas y fertilizante. 

Otras, una vez que llega a sus manos el producto (maíz, frijol, sorgo, leche), incrementan los precios al consumidor hasta en un 200 por ciento: Minsa, Maseca, Cargill, Bimbo, Bachoco, Pilgrim's Pride, Tyson Foods y Lala, por mencionar algunas. En el caso del maíz, son dos los consorcios que acaparan la producción y distribución; en el caso del frijol, controlan más del 70 por ciento, y en la leche, alrededor del 55 por ciento. 


© desconocido"Si fuera mujer de la Revolución, andaría con mi rifle cargado, pero ya no se trata de eso, sino de negociar. Toda mi vida he luchado por lo que padecemos los campesinos, porque uno ve las anomalías que hay en los pueblos y los ejidos, ve uno cosas que hacen hervir la sangre", dice una mujer de 70 años, hija de campesinos, heredera del México agrario y sobreviviente de este sector. 

Manuela Cervantes es originaria de Antonio Amaro, Durango. Llegó a la Ciudad de México acompañando la caravana de maquinaria agrícola que recorrió Paseo de la Reforma el pasado 5 de noviembre. 

La anciana es productora de frijol en el Norte del país; por ello padeció por tres ciclos agrícolas la sequía. Este año, relata, "fuimos socorridos con las lluvias, hubo buenas cosechas; el problema es el precio al que nos quieren comprar: no está bien, nos quieren dar 6 u 8 pesos por kilo. Mientras en las tiendas cuesta casi 20 pesos. 

"Ninguna autoridad hace hincapié en tener un precio fijo para el frijol; dejan que los coyotes [compradores intermediarios] hagan su agosto. ¡Hasta en 2 pesos lo hemos llegado a regalar, así no se puede vivir!", dice en entrevista con Contralínea. 

Ésta es la realidad para millones de agricultores. Productores de maíz, frijol, sorgo, leche, entre otros, que padecen una sequía de precios, ante la falta de regulación por parte del Estado. Así lo indica el texto Acuerdos nacionales para el desarrollo del campo mexicano, elaborado por El Barzón (Unión Nacional de Productores Agropecuarios, Comerciantes, Industriales y Prestadores de Servicios). Éste revela el nombre de 42 empresas que tienen en su poder el mercado mexicano de los alimentos. 

© Sergio 

OrtizSemillas en poder de cuatro empresas 

En el estudio - firmado por Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de El Barzón; Angely Vanessa Amezcua Chávez, coordinadora de Proyecto Agua y Energía de la organización, y Manuel Alvarado Pérez, representante en Zacatecas - se documenta que en el control de insumos para la producción se encuentran Monsanto, Pionner, Syngenta y Limagrain. Éstas acaparan el 94 por ciento de la venta de 2.6 millones de bolsas de 20 kilogramos de semillas. "Y cuentan con todo el poder y la determinación de apoderarse de un mercado potencial que alcanza las 7.6 millones de bolsas que se requieren para cubrir las necesidades nacionales, bajo un verdadero programa de producción y de productividad". 

El análisis que se discute actualmente entre organizaciones campesinas y funcionarios de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) menciona que este poder en el mercado de las semillas ha dejado en la marginación al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, a los centros de investigación y ha debilitado al extremo a las pequeñas empresas productoras de semillas que se localizan en algunas regiones del país. 

Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente nacional de El Barzón, dice en entrevista que hay una ausencia total de política agropecuaria y alimentaria. El gobierno carece de una estrategia. "Somos 4 millones de unidades productivas y 119 millones de consumidores. El grave problema es que este mercado tiene control absoluto en insumos, acopio, comercialización y ventas al menudeo. Son un cártel agropecuario". 

Ejemplo de las afectaciones es Daniel Juárez, productor de frijol, quien buscó un nuevo impulso para su economía luego de que no había ganancias. Pensó que con la compra de la semilla de maíz de alto rendimiento que vende Monsanto obtendría una "mejor cosecha". 

"Somos un grupo de 15 productores que nos animamos a entrarle a la tecnología, pero debido a la jodidez no se pudo: los fertilizantes están muy caros y no pudimos sacar la cosecha", explica. 

Del grupo, algunos deben 30 mil; otros, 50 mil. Daniel es de estos últimos. "Creo que se van a llevar lo que tenga, porque dinero no tengo", comenta. 

- ¿Y qué tiene? 

- Un tractor muy garra. 

- ¿Y qué va a hacer después? 

- No sé, pero hay que seguir sembrando... 

Frijol, arrebatado 

En el campo, las historias trágicas abundan. El zacatecano Francisco Delgado resume la situación: los ejidatarios y productores de escasos recursos están desapareciendo. "Cada año nos endeudamos más, y para pagar se empieza con vender la chivita, la vaquita, los animales y hasta la casa; al último rematan con las parcelas. Por eso, un sinnúmero de personas se están quedando sin tierra". 

© Sergio Ortiz

Tiene 62 años y desde pequeño se ha dedicado al campo. Su alimentación y la de sus ocho hijos está basada en el producto que él y su familia trabajan, además de tortilla, nopales, chile y rábanos. 

"Los pocos acaparadores de frijol que hay, quién sabe quien los apoyará. Nos están matando de hambre e ignorancia de generación en generación. Mientras ellos [los acaparadores] con residencias, nosotros seguimos viviendo en casas de adobe con piso de tierra. Ignorantes, todos nuestros hijos porque no tenemos posibilidad de mandarlos a la escuela. El principal problema no es vender la cosecha: nos la arrebatan, nos la roban. El frijol lo hemos llegado a vender hasta en 1.2 pesos, eso ocurrió en 2004. Hoy los precios no son los más convenientes para las familias del campo", dice. 

El documento de El Barzón indica que en este mercado - que involucra a 180 mil productores y casi 1 millón de toneladas del grano - los índices de concentración superan el 70 por ciento, y el acopio y comercialización lo ejercen principalmente Bodega de Granos El Alazán y el Rocío, Ramos Hernández Internacional, Empacadora Abetos, Grupo Patrón, la Castellana y Productos Verde Valle. 

"El poder es absoluto para la manipulación del inventarios, de los cupos y tiempos de importación, la distribución de mercados y la colusión para fijar precios", dice el informe. 

Maíz a la baja 

Heraclio Rodríguez es originario de Cuauhtémoc, Chihuahua, productor de maíz y carne. Su economía también padece por la falta de regulación en los precios. Relata que en 2010 llegaron a vender el grano en 5.30 pesos. Hoy los intermediarios lo quieren comprar en 2.50, y aun así están esperando a que baje más precio. En Cuauhtémoc, dice, se vive cada día más pobre, con más necesidades, hambre, violencia y menos condiciones para sus hijos. 

En su análisis, El Barzón también documenta que el peso de la concentración en el mercado de harina de maíz es extremo. Tan "sólo Maseca y Minsa controlan el 94 por ciento de una de las industrias sobre las que descansa la mayor producción de tortilla". 

México produce un promedio de 20 millones de toneladas de maíz al año. Éste es el esfuerzo de poco más de 2 millones de campesinos, donde el 85 por ciento cuenta con una extensión de tierra menor a las 5 hectáreas, según datos de la organización. 

El Barzón indica que la evolución de las empresas procesadoras de alimentos ha dado lugar a que sean ellas mismas las que tienen el control del acopio y la comercialización del grano. En esa situación se encuentra Cargill y sus vínculos societarios con la Comercializadora AOASS de Sonora; Archer-Daniels-Midland, en sociedad con Maseca y dueña de Amex (Algodones Mexicanos) y la Comercializadora de granos del Grupo Patrón; Bimbo, que opera Molinos del Sureste; y Provemex, del Grupo Tayson de México. 

"Estos vínculos les permiten convertirse en los principales vehículos para canalizar y beneficiarse de los distintos programas de apoyo a la comercialización y de los innumerables subsidios y de los cupos de importación", indica El Barzón. 

© Sergio Ortiz

Litro de leche a 5 pesos 

Raymundo González, productor de leche en Chihuahua, vino a la Ciudad de México en la caravana agrícola. Para él y sus compañeros, la producción del lácteo ha sido buena este año. No obstante, los precios que ofrecen empresas como Lala y Zaragoza no alcanzan a cubrir sus costos. "Nos ofrecen 5 pesos por cada litro, cuando ellos empaquetan y lo venden en 15 pesos. Así, no hay modo de vivir bien". 

Calcula que para poder solventar los costos de producción, el precio de cada litro debería ser de 7 pesos: "Con eso nos conformamos". Ante la falta de regulación en los precios de compra y la crisis económica que padecen los productores de leche, "muchos han tenido que vender su ganado, no hay ni para comprar la pastura; una paca cuesta 120 pesos y no rinde". 

El Barzón documenta que el mercado de la leche tiene un valor de poco más de 40 mil millones de pesos. El control de la leche pasteurizada y ultrapasteurizada se concentra en el Grupo Lala y Ganaderos Productores de Leche Pura (Alpura), con el 55 por ciento del mercado. Le siguen Nestlé, Lechera Guadalajara y Grupo Zaragoza. 

"El problema mayor está en la fragmentación y la falta de infraestructura que padecen miles de productores. El 30 por ciento de las 789 mil unidades realiza la ordeña de manera artesanal y un número mayor está sujeto a problemas de alimentación de baja calidad e insuficiencia de infraestructura de enfriamiento y conservación, lo que provoca que sus ingresos se vean disminuidos en más del 30 por ciento con relación a los obtenidos bajo un sistema más especializado", muestra el análisis. 

© Sergio Ortiz

Fertilizantes y sorgo 

Ramón Magaña es productor de sorgo, originario de Pénjamo, Guanajuato. Dice que los más de 5 mil productores que hay en la región están a punto de perder la cosecha de este año. 

Explica que los acaparadores pretenden pagar el producto a un precio de 2.8 pesos: "es muy bajo". Mientras, el abono y los fertilizantes siguen "muy caros y no vamos a poder pagar con la cosecha la deuda que adquirimos para comprarlos". 

Y es que los mismos que les venden la semilla les prestan la mercancía a crédito que no alcanzan a pagar. Es entonces cuando tienen que vender un pedacito de tierra o los tractores para saldar sus compromisos. Don Ramón vendió una camioneta el año pasado, pues ya adeudaba más de 30 mil pesos. "Este año no sé qué voy a vender, ya no tengo con qué pagar", dice. 

De acuerdo con el documento de El Barzón, en semillas, fertilizantes y plaguicidas están siempre las mismas empresas que se han apoderado de los elementos esenciales que integran el paquete tecnológico indispensable para las actividades agrícolas. 

El potencial de los rendimientos ha sido captado por Bayer de México, Cheminova, Agromex, Arysta, Dupont y las grandes empresas que son capitaneadas por Monsanto. 

Estos grupos empresariales también son fuente de financiamiento. Desarrollan programas de capacitación, promotoras de agricultura por contrato y han establecido todo un sistema de operación que descansa en la exclusividad y las ventas atadas. "Es una estructura de mercado dominada en lo absoluto por una sola política de calidades, precios, variedades y centros de distribución", dice el documento. 

José Narro Céspedes, dirigente de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, comenta que la administración federal se sigue operando una política que favorece a los grandes monopolios agroalimentarios. A ellos, dice, van destinados los créditos, subsidios, los apoyos a la comercialización y un mecanismo de precios a favor. 

Advierte que el sector está a punto de tronar porque lo que pagan a los agricultores es menor a los costos de producción. Ésta es la continuidad de un modelo instalado hace más de 30 años con el neoliberalismo. 

© Sergio Ortiz

Deuda impagable 

Federico Ovalle Vaquera, secretario general de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), comenta que es incuantificable la deuda que hay en el campo mexicano, ya que muchos de los que aquí trabajan acuden a agiotistas para poder solventar el ciclo agrícola; otros, expone, son sujetos de crédito de las mismas empresas que les venden las semillas o los fertilizantes; los menos, de la banca privada o pública. 

"Estamos buscando que se modifique el modelo de desarrollo; el campo ya no aguanta más. Las deudas con los coyotes ya no se pueden sostener. La propuesta es que entre el gobierno y las organizaciones se pueda establecer una empresa pública que garantice la compra de los productos a buen precio, además de que recupere la producción de semillas", dice el secretario de la CIOAC. 

Néstor Osornio, productor de maíz, frijol y haba en el Estado de México, expone que ante la crisis del sector poco a poco se ha reducido el poder adquisitivo de cada familia. "Mis hijos trabajan en el campo, tuvieron que dejar la escuela cuando estaban en la preparatoria porque no había la economía para continuar". 

Él tiene una deuda con Grupo Financiero Banorte, que en 2009 le autorizó un préstamo por 30 mil pesos. No obstante, a la fecha el monto del crédito se ha duplicado por los intereses. Paga lo que está a su alcance, pero termina de cubrirlo después de 4 años. "Lo único que tengo que pueden embargar son mis tierras", comenta. 

Benito González Contreras, dirigente de El Barzón en Morelos, expone que su estado se encuentra prácticamente como hace 100 años, cuando Emiliano Zapata estaba levantado en armas: "Los productores sobreviven de milagro, las cosechas se pagan muy baratas y los insumos están por los cielos. Nada más se va sacando para subsistencia; por desgracia el gobierno ha permitido que se monopolicen los productos". 

Según sus cálculos, la mayoría de los 2 mil productores de sorgo está endeudada con la Financiera Rural; otros, con la banca extranjera y hasta con agiotistas. Dedicado a la siembra del maíz, el productor asegura que los coyotes que minan con su producción son Cargill, Monsanto, Maseca: "Se hacen cada vez más ricas y los campesinos más pobres. El campo es tan bondadoso que subsistimos con lo que podemos. El gobierno quiere tenernos como consumidores y no como productores". 

© Sergio Ortiz 

Los cárnicos 

Además de los cereales, semillas y fertilizantes, El Barzón indica que los índices de concentración en el mercado de carne de bovino - donde existen 1.13 millones de unidades de producción y que tienen un valor de más de 60 mil millones de pesos - está dominado por el Grupo Viz-SuKarne en más del 20 por ciento; control compartido con el Consorcio Internacional de Carnes (Grupo ViBa), Procarnes Procesadas y Empacadora de Carnes (don Fileto), Carnes la Laguna, el Grupo Industrial Arias, Pradera Huasteca, Grupo Gusi y las Uniones Ganaderas de Tabasco y Sonora. 

En carne de pollo, la producción de traspatio y de pequeña escala prácticamente está sometida a un proceso de aniquilamiento. La concentración permite el dominio de tres grandes empresas: Bachoco, Pilgrim's Pride y Tyson, con 1 mil 400 millones de aves y el control absoluto del alimento balanceado y de la venta final del producto. 

Para la realización del presente trabajo, Contralínea solicitó entrevista con el titular de la Sagarpa, Enrique Martínez y Martínez, a través de Pedro Hernández, subdirector de Atención a Medios de la dependencia. Hasta el cierre de edición, no se obtuvo respuesta.

Érika Ramírez
mar, 26 nov 2013 05:03 CST

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