viernes, 28 de agosto de 2015

Tres palizas distintas y un solo odio verdadero

Inma Sequí, la dirigente de Vox brutalmente agredida.

Por “fascista”.

Una patada por la espalda al grito de “fascista de los cojones” sirvió para tirarla al suelo. Una vez noqueada, mientras que uno de los tres agresores le propinaba una ristra de puñetazos en el pómulo y en la boca, el otro le agarraba del cuello y un tercero la desafió con un “a ver si ahora eres tan valiente”.


La agredida es Inma Sequí, dirigente de Vox en Cuenca, y como resultado de la paliza que recibió el martes, contusiones abdominales, medio pómulo roto, un esguince de muñeca y el labio destrozado: “Pero sin puntos”, parece excusarse la dirigente política a EL ESPAÑOL.

Por “maricones de mierda”.

Horas antes de la agresión a Sequí, en la Feria de Almería, una pareja de homosexuales sufrió “una agresión brutal” -según señala el colectivo Colegas Almería- a la salida de una caseta.

En esta ocasión, los agresores utilizaron el “maricón de mierda” para acompañar los puñetazos y patadas que hicieron que uno de los agredidos acabará con “la mandíbula rota, uno de los brazos fracturados, además de dientes rotos y contusiones”, según recoge el parte médico.

Por “puto sintecho”.

“Me hicieron una encerrona, me vi rodeado, me pegaron y me quedé ciego después de escuchar ‘Mátalo, dale en la cabeza al puto sintecho”, relata Marcos, un indigente de 36 años que pasa las noches a la intemperie en Granada.

Los causantes en este caso eran dos jóvenes de 20 y 23 años que ya han sido detenidos y otros cuatro menores que también ha sido identificados.
Tres palizas, tres agredidos, tres motivos

Tres palizas, tres agredidos y tres motivos en distintos puntos de la geografía que según explican las víctimas -o los colectivos que dicen representarlos- tienen su germen “en el discurso del odio al diferente”. Y en apenas 24 horas.

Lo analiza para EL ESPAÑOL la presidenta de la Comisión de delitos de odio del colegio de abogados de Málaga, Charo Alises: “No se ataca sólo a una persona, sino que el ataque va dirigido a una comunidad que piensa igual que el vejado. Es un mensaje para intentar callar a todo el colectivo”.

“Callar”. Algo que no han conseguido con Sequí, quien, sin que le tiemble la voz a pesar de sus 18 años, dice en declaraciones telefónicas no tener ningún miedo porque va a seguir “luchando por las ideas en las que cree”, las del argumentario del partido creado por Santiago Abascal.

“Siempre he debatido, siempre he defendido mis ideas y lo voy a seguir haciendo. No me van a amedrentar”, argumenta después de la paliza que considera “premeditada” y que iba dirigida, a su juicio, a todos sus compañeros. “Aunque prefiero que me haya pasado a mí que a ellos”, asegura al mismo tiempo que aprovecha -ha seguido la actualidad entre entrevistas- para condenar las otras dos agresiones en Almería y Granada.

1.285 delitos de odio en 2014

Los tres incidentes, que se han producido con un lapso de 24 horas, se enmarcan en las categorías que el Ministerio del Interior está recopilando desde hace dos años como “delitos de odio contra la ideología, orientación sexual y situación de pobreza”, respectivamente; en 2014 fueron 1285, entre los que también se incluyen aquellos que tienen cuestión de raza, religión o discapacidad.

Por ello, los colectivos y observatorios consultados, piden al unísono “aunar fuerzas” para luchar contra los delitos de odio “en un momento en el que la confrontación política y social está a la orden del día”. Son palabras de la abogada especialista en vulnerabilidad y derechos humanos Violeta Assiego, quien añade que en estos momentos “en los que el nivel de violencia es especialmente llamativo, hay una ausencia de valores que en otros tiempos estaban presentes como son el diálogo y la integración”.

Para la letrada, estos tres casos, no tienen tanto que ver con un tema de “tomarse la justicia por tu mano”, sino con “la intolerancia”, con el mandar mensajes que creen distinguir “lo bueno de lo malo” a través de una brutal violencia.

Un hecho que, a su juicio, debe hacer saltar las alarmas “ya que no tenemos constancia de lo que realmente está sucediendo porque sólo denuncian aquellas personas que se sienten amparadas por la sociedad”.

Los argumentos de Assiego están respaldados en un informe de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales en el que se señala que entre un 10 y un 40 por ciento de las víctimas de delitos motivados por sentimiento de odio no denuncian su caso por “miedo” o porque “creen que nada va a cambiar”.

En el caso de agresiones contra el colectivo LGTB (Lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) el handicap radica en “la visibilidad”, ya que el hecho de denunciarlas supone “poner sobre la mesa tu orientación sexual”, por lo que muchas agresiones “caen en saco roto” -explican desde los colectivos-: “Los datos de Interior sólo hacen un recuento de las denuncias, no de la realidad”, se quejan.

Rubén López, portavoz de Arcopoli, advierte que “tener que identificarse” a la hora de interponer una denuncia por homofobia supone para la víctima conectar con su pasado. “En muchas ocasiones, marcado por el maricón o bollera del colegio. Es desvelar tu intimidad más íntima”.

Marcos, el sintecho agredido en Granada.

Más allá van desde el Observatorio de delitos de odio contra personas sin hogar ‘Hatento’. Según su coordinadora técnica, Maribel Ramos, los ataques a los sintecho no se dirigen hacia una vulnerabilidad “que forma parte de la identidad de una persona”, como puede ser el caso de los homosexuales o el pertenecer a una raza concreta. “No tener hogar puede ser algo transitorio, no algo que te acompaña toda la vida”, aclara.

De este modo, Assiego manifiesta que “el problema es mucho mayor de lo que estamos viendo. A medida que se denuncia se irá viendo la realidad, la punta de un iceberg que va a demandar medidas integrales”.

De momento, con la reforma del Código penal que entró en vigor el pasado 1 de julio, a estas agresiones les sería aplicado el artículo 510 -sustancialmente modificado-, que endurece las penas de prisión de uno a cuatro años y multa de seis a doce meses a quienes fomenten, promuevan o inciten al odio contra una persona o grupo por motivos ideológicos, de orientación sexual o discapacidad.

La norma no recoge ninguna referencia a la situación de pobreza o exclusión social, como sí hace Interior en sus estadísticas, por lo que asociaciones como Hatento reclaman un cambio “urgente” que permita incluir este agravante.

JOAQUÍN VERA27/08/2015
http://www.elespanol.com/actualidad/tres-palizas-distintas-y-un-solo-odio-verdadero/

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