martes, 26 de mayo de 2015

El Diluvio Universal en las Diferentes culturas

EL DILUVIO UNIVERSAL Y SUS VERSIONES

El relato bíblico del Diluvio Universal no sólo no es el único que describe este acontecimiento – siendo que también se encuentra en una gran cantidad de culturas ancestrales por todo el mundo – sino que de hecho, no sería siquiera el primero en narrarlo.

En el libro “Myths of Creation”, Philip Freund afirma que se cuentan más de 500 leyendas del Diluvio en más de 250 culturas. Más puntualmente James Perloff señala en su libro “Tornado in a Junkyard” (p. 168):

En el 95 por ciento de más de doscientas leyendas del diluvio, el diluvio fue universal; en el 88 por ciento, una familia fue salva; en el 70 por ciento, la supervivencia fue por medio de un barco; en el 67 por ciento, también se salvó a los animales; en el 66 por ciento, el diluvio se debió a la maldad del hombre; en el 66 por ciento, los sobrevivientes habían sido prevenidos; en el 57 por ciento, terminaron en una montaña; en el 35 por ciento, se enviaron aves del barco; y en el 9 por ciento, exactamente ocho personas se salvaron.





Tal como podemos observar comparando las diversas versiones halladas, con el correr de las generaciones, la tradición oral se ha ido encargando de darle matices y acentos locales a la historia del Diluvio, pero en todos los casos se mantiene un hilo común: un cataclismo devastador del cual sólo un hombre, junto a su círculo cercano, pudo salvarse, por aviso de una deidad que le indicó que debía construir una embarcación.

EL DILUVIO BÍBLICO: NOÉ

Según la narración de la Torá, el Diluvio fue el medio que Dios utilizó para erradicar el mal de violencia y corrupción que existía en los seres que habitaban la Tierra en ese momento. Sin decirlo explícitamente, el texto se referiría a los gigantes, los Nefilim (los ángeles caídos descriptos en detalle en el libro de Enoc):

Gén.6.4/7. Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.

Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.

Pero Dios encontró en Noé un hombre justo y sabio por lo que decidió salvarlo y que sea su semilla la que repueble la Tierra. Con esto en mente, Dios le instruye a Noé para que construya un Arca y la aborde con su familia y con parejas de animales:

Gén.6.8. Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.

Gén.6.13. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruirécon la tierra.

Gén.6.18/19. Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán.

Las instrucciones – más que precisas – indicaban las medidas del Arca, que debíahacerse con madera calafateada con brea, y otros detalles puntuales:

Gén.6.14/15. Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura.

Al séptimo día el Arca estuvo lista, y aconteció el Diluvio que duró 40 días y lo destruyó todo:

Gén.7.10/11. Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra. El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas,

Gén.7.17. Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra.

Gén.7.21. Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.

Y luego el Diluvio cesó y cuando el Arca se asentó sobre el Monte Ararat, Noé pudo vislumbrar los picos cercanos:

Gén.8.2. Y se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenida.

Gén.8.4/5. Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes,sobre los montes de Ararat. Y las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se descubrieron las cimas de los montes.

Luego, Noé se asomó por la ventana para observar el panorama y envió a sus emisarios – un cuervo y una paloma – para ver si la Tierra estaba nuevamente habitable:

Gén.8.6/12. Sucedió que al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho, y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra. Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra. Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra.

Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca. Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca. Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra. Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él.

Después de un tiempo, Dios le indica a Noé que ya salga del Arca, él y su familia, y que saque también a todos los animales con él:

Gén.8.18/19. Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él. Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca.

Y Noé edificó un altar para Jehová y le ofreció un sacrificio de animales. Esto regocijó a Dios, que reflexionando sobre lo cometido, prometió no volver a destruir nunca más a todos los seres vivientes de la Tierra, y bendijo a Noé y a sus hijos.

Gén.8.20/21. Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón:

No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.

Gén.9.1. Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.

EL DILUVIO BABILÓNICO: UTNAPISHTIM

La Epopeya de Gilgamesh es un extenso poema que narra las aventuras del Rey Gilgamesh de Uruk, quien probablemente vivió y reinó hacia el siglo XXVII AEC aprox. La epopeya, muy posterior a su reinado, recoge y elabora las leyendas que circulaban sobre él en la tradición oral.

El poema, originalmente de origen sumerio, contiene un capítulo en el que se relata la historia de una Gran Inundación, con algunos pasajes idénticos a los bíblicos.

Existen varias versiones de este poema, siendo la más completa, la hallada en la biblioteca del rey asirio Assurbanipal (669-631 AEC) – legendario rey que reconquistó Babilonia – en su palacio de Nínive, que está escrita en acadio.

 La tablilla XI de la Epopeya de Gilgamesh, la cual está fraccionada e incompleta pero aun así es legible, es la que contiene la narración del Diluvio y forma parte de la colección del Museo Británico.

El “Noe” de esta versión se llama Utnapishtim. La etimología del nombre, se compondría de dos elementos, “Ut”, del cual no se ha encontrado una explicación satisfactoria aún, y “Naphishtim”. 

Este segundo elemento es del babilónico antiguo, que significaría “aliento” y por extención “vida”, derivado de la palabra consonántica NPSH (infinitivo naphashu) “que respira”, y en el caso genitivo, sería un compuesto: “de la vida”.

La tablilla del Diluvio cuenta que hubo una época en que los dioses vivían junto a los humanos en la ciudad de Shuruppak. Pero un día estos decidieron acabar con la raza humana mediante una gran inundación, dado que estos no paraban de molestar a los dioses con su actividad:

Utnapishtim dijo a él, a Gilgamesh: “Te revelaré, Gilgamesh, una materia oculta y un secreto de los dioses te diré: Suruppak era antigua como lo eran los dioses de su interior, cuando sus corazones impulsaron a los grandes dioses a suscitar el diluvio.

Estaban Anu, su padre, el valiente Enlil, su consejero, Ninurta, su asistente, Ennuge, su irrigador. Ninigiku-Ea también estaba presente con ellos”.

Enki, una de las principales deidades y creador de la raza humana en las leyendas sumerias, contrariado con la determinación de los demás dioses decide alertar a Utnapishtim de la inminente inundación. Hablándole a través de las paredes de la choza de Utnapishtim, le da la orden a éste de construir una nave y subir a esta a todas las especies vivientes.

”¡Choza de cañas, escucha! Hombre de Suruppak, hijo de Ubar-Tutu, ¡Demuele esta casa, construye una nave! Renuncia a las posesiones, bucea la vida. ¡Desiste de bienes mundanales y mantén el alma viva!” … “A bordo de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivas.”

Y luego Enki se asegura de darle las medidas exactas de la embarcación:

“El barco que construirás, Sus dimensiones habrá que medir. Igual será su amplitud y su longitud. Como el Apsu lo techarás”.

En el proceso de la construcción, Utnapishtim describe:

Los pequeños llevaban brea, al paso que los grandes transportaban el resto de lo necesario… Seis medidas “sar” de betún eché en el horno, (Gen 6,14) tres “sar” de asfalto también eché en el interior, tres “sar” de aceite los portadores de cestas transportaron, aparte de un “sar” de aceite que la calafateadura consumió, y los dos “sar” de aceite que el barquero estibó.

Y luego detalla con precisión ciertas medidas de la nave, como en la versión bíblica:

Un acre (entero) era el espacio de su suelo, Diez docenas de codos la altura de cada pared, Diez docenas de codos cada borde del cuadrado del puente. Preparé los contornos y lo ensamblé. Lo proveí de seis puentes, Dividiéndolo así en siete partes. El plano de su piso dividí en nueve partes.

El plazo de construcción fue igual que en el caso del Arca:

“Al séptimo día el barco estuvo completo.”

Como Noé, Utnapishtim subió a su familia, animales:

“Cuantos seres vivos tenía cargué en él. Toda mi familia y parentela hice subir al barco. Las bestias de los campos, las salvajes criaturas de los campos, Todos los artesanos hice subir a bordo”.

Luego la tierra fue asolada por una tempestad que duró seis días y seis noches:

Durante un día la tormenta del sur sopló, acumulando velocidad a medida que bufaba sumergiendo los montes, atrapando a la gente como una batalla. Nadie ve a su prójimo, no puede reconocerse la gente desde el cielo. Los dioses se aterraron del diluvio, y, retrocediendo, ascendieron al cielo de Anu. Seis días y seis noches sopla el viento del diluvio, mientras la tormenta del sur barre la tierra.
Y al séptimo la tormenta cesó:

Al llegar al séptimo día, la tormenta del sur transportadora del diluvio amainó en la batalla, que había reñido como un ejército, el mar se aquietó, la tempestad se apaciguó, el diluvio cesó.

El Diluvio había exterminado toda la humanidad:





Contemplé el tiempo: la calma se había establecido, y toda la humanidad había vuelto a la arcilla. El paisaje era llano como un tejado chato.

Utnapishtim, tal como lo hizo Noé, se asomó para observar el panorama:

Abrí una escotilla y la luz hirió mi rostro. Inclinándome muy bajo, me senté y lloré, deslizándose las lágrimas por mi cara.

Y cuando el barco se asentó sobre el Monte Nisir, Utnapishtim pudo vislumbrar los picos cercanos:

Miré en busca de la línea litoral en la extensión del mar: En cada catorce regiones emergía una comarca montañosa. En el Monte Nisir el barco se detuvo. El Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, impidiéndole el movimiento durante seis días.

Luego, Utnapishtim envía a sus emisarios – una paloma, una golondrina y un cuervo – para ver si la Tierra estaba nuevamente habitable:

Al llegar el séptimo día, envié y solté una paloma. La paloma se fue, pero regresó; puesto que no había descansadero visible, volvió.

Entonces envié y solté una golondrina. La golondrina se fue, pero regresó; puesto que no había descansadero visible, volvió.

Después envié y solté un cuervo. El cuervo se fue y, viendo que las aguas habían disminuido, come, se cierne, grazna y no regresa.

Entonces Utnapishtim salió del arca e realizó un sacrificio a los dioses:

Entonces dejé salir todo a los cuatro vientos y ofrecí un sacrificio. Vertí una libación en la cima del monte.

Los dioses olieron el sabor, los dioses olieron el dulce sabor, los dioses se apiñaron como moscas en torno al sacrificante.

Después de esto, la “gran diosa” se compromete a no volver a destruir nunca más a la humanidad:

Cuando, al fin, la gran diosa llegó, alzó las grandes joyas que Anu había labrado a su antojo: “Dioses, tan cierto como este lapislázuli está en mi cuello, no olvidaré, recordaré estos días, sin jamás olvidarlos

Luego de un altercado con Enki, Enlil – su hermano y quien había planificado el exterminio de la humanidad con el Diluvio – bendijo a Utnapishtim y su mujer, designándolos como semejantes a los dioses:

A esto Enlil subió a bordo del barco. Cogiéndome de la mano, me subió a bordo. Subió mi mujer a bordo e hizo que se arrodillara a mi lado. De pie entre nosotros, tocó nuestras frentes para bendecirnos: “Hasta ahora Utnapishtim fue tan sólo humano. En adelante Utnapishtim y su mujer serán como nosotros dioses.

EL DILUVIO SUMERIO: ZIUSUDRA

Otra de las versiones de la Epopeya de Gilgamesh es el ejemplar de la colección de Nippur del Museo de Pennsylvania. La misma contiene asimismo un relato del Diluvio, pero a diferencia del anterior este está escrito en sumerio.

Esta tablilla, escrita de ambos lados y datada del siglo XVII AEC, evidenció que el capítulo del Diluvio del relato babilónico de Gilgamesh no era más que otro tanto de herencia sumeria.

El interés del documento reside, no sólo en el hecho de que se trata de un documento único, no habiéndose descubierto hasta la fecha ningún otro texto sumerio que evocase el Diluvio, sino además en que contiene una introducción que revela en gran medida la Cosmogonía y la Cosmología sumerias, en cuanto a la creación del hombre y al origen de la realeza.

En esta versión sumeria del relato del Diluvio, el protagonista se llama Ziusudra, que se corresponde con el último rey de Sumer antes del diluvio, según consta en la Lista Real Sumeria. El texto tiene muchas lagunas pero se puede interpretar claramente el mensaje del relato, aún con los faltantes existentes.

El texto de la tablilla se extiende largamente con un relato sobre el descenso de los dioses a la Tierra, la creación de la humanidad, los animales y la vegetación. Luego el poema dice que Ziusudra era un rey piadoso, temeroso de los dioses, siempre atento a las revelaciones transmitidas por los sueños y encantamientos.

Según parece, Ziusudra está situado ante una muralla cuando una voz de alguna deidad le anuncia que la asamblea de los dioses ha decidido provocar un diluvio y «destruir la semilla del género humano».

… El diluvio, así fue convenido; Entonces Nintu lloró; La divina Inanna entonó una lamentación para su pueblo; Enki tomó consejo de sí mismo. An, Enlil, Enki y Ninhursag… Los dioses del cielo y de la tierra pronunciaron los nombres de An y de Enlil.

… Ziusudra, de pie a su lado, escuchó. «Mantente cerca de la muralla, a mi izquierda…; Cerca de la muralla, yo te diré una palabra, escucha mi palabra;Presta oído a mis instrucciones: Por nuestro…, un Diluvio va a inundar los centros del culto; Para destruir la simiente del género humano… ; Tal es la decisión, el decreto de la asamblea de los dioses. Por orden de An y de Enlil…, Su realeza, su ley, le será puesto término.

Seguidamente, el poema debía de extenderse largamente sobre las instrucciones dadas a Ziusudra sobre cómo construir un navío gigantesco, el cual le permitiría salvar su vida, pero esta parte del texto está destruida. Lo que sí se ha conservado es la parte siguiente sobre cómo las aguas del Diluvio sumergieron a la Tierra, ininterrumpidamente, durante siete días y siete noches.

Todas las tempestades, de una violencia extraordinaria se desencadenaron al mismo tiempo. En un mismo instante, el Diluvio invadió los centros del culto.

Cuando, durante siete días y siete noches, el Diluvio hubo barrido la tierra, Y el enorme navío hubo sido bamboleado por las tempestades, sobre las aguas, Utu salió, el que dispensa la luz al cielo y a la tierra.

Ziusudra abrió entonces una ventana de su navío enorme, y Utu, el Héroe, hizo penetrar sus rayos dentro del gigantesco navío. Ziusudra, el rey, Se prosternó entonces ante Utu; El rey le inmoló un buey y sacrificó un carnero.

Vuelve a haber un faltante en el texto, y lo que sigue es la deificación de Ziusudra a quien le dan la vida como la de un dios:

An y Enlil pronunciaron: «Soplo del cielo, soplo de la tierra», por su… él se tendió, Y la vegetación, surgiendo de tierra, se elevó. Ziusudra, el rey, se prosternó ante An y Enlil. An y Enlil cuidaron de Ziusudra: Le dieron una vida como la de un dios.

Un soplo eterno como el de un dios hicieron descender para él. Entonces, Ziusudra, el rey, Salvador del nombre de la vegetación y de la simiente del género humano, En el país de paso, el país de Dilmun, allí donde sale el sol, ellos le instalaron.

La transcripción griega

Otra referencia al Diluvio la brinda Alejandro Polyhístor (100 AEC – 40 AEC), erudito griego que reprodujo los escritos de Berossus y transcribió el siguiente texto:

“A la muerte de Ardates, le sucedió su hijo Xisuthrus (Ziusudra) y reinó dieciocho saros. En su tiempo sucedió el Diluvio Universal, cuya historia se da de esta manera: A la deidad Kronus se le apareció una visión y le avisó que el décimo quinto día del mes Daesia habría una inundación que destruiría a la humanidad.

Le mandó poner por escrito una historia del principio, progreso y conclusión final de todas las cosas hasta el momento presente, y de guardar esas narraciones a buen seguro en la Ciudad del Sol, en Sippara;

De construir un barco y llevar consigo en él a sus amigos y parentela y de meter a bordo todo lo necesario para sustentar la vida, y llevar también toda clase de animales que volaran o que corretearan por el suelo, y que se confiara a la profundidad. Habiéndole preguntado a la deidad adonde tenía que ir, recibió esta contestación: A los Dioses“

La Lista de Reyes Sumeria

Asimismo, los sumerios nos revelan en su Lista de Reyes a todos los gobernantes que tuvieron en el país de Sumer, identificando cada dinastía y ciudad en la que asentaron cada sede. Al inicial su listado, nos dicen que:

“Después de que la realeza descendiera del cielo, la realeza estuvo en Eridug. En Eridug, Alulim se hizo rey y gobernó 28.800 años.”

Luego menciona la primera dinastía completa de reyes – siendo el último de ellos Zin-Suddu o Ziusudra – y cierra con la frase:

“Entonces, el Diluvio destruyó la Tierra”

Luego de citar a la primera dinastía, inicia el recuento de la segunda, aclarando:

“Después de que el diluvio hubiera terminado, y la realeza hubiera descendido del cielo, la realeza pasó a Kish”.

EL DILUVIO ASIRIO: ATRAHASIS



También se ha encontrado una versión de la narración del Diluvio denominada la “Epopeya de Atrahasis”, por el nombre de su protagonista, que en acadio significa “Muy Sabio”. El poema fue dado a conocer en 1956 por el asiriólogo danés J. Laessoe, quien rearmó los fragmentos encontrados entre los restos de la misma Biblioteca de Assurbanipal.

La copia más antigua encontrada hasta el momento es un manuscrito firmado y datado por un copista llamado Kasap-aya, en tiempos del reinado de Ammi-saduqa (el cuarto sucesor de Hammurabi), que reinó desde 1646 – 1626 AEC. La misma se encuentra en el Museo Británico de Londres.

Se trata de un extenso poema que abarca desde el origen del mundo hasta la creación del hombre, comprendiendo la narración del Diluvio, entre otras. La historia empieza mucho antes que Atrahasis entre en escena, y antes de que el hombre fuera pensado y creado, en tiempos en que los dioses menores tenían que drenar los canales, cavar zanjas y hacer todo el trabajo pesado. Se conocen cuatro reediciones más de este poema, que no coinciden completamente en todos los detalles, reflejando cada una de ellas el espíritu de su autor y de su época.

Esta versión nos brinda la escena de la decisión de los dioses de destruir a la humanidad:

Enlil abrió entonces la boca, toma la palabra Y se dirige a la asamblea de los dioses al completo: “¡Venid todos a prestar juramento con respecto al Diluvio!” En primer lugar se hizo jurar a Anu; Después juró Enlil y, con él, sus hijos.

Y Enki, abriendo la boca, se dirige a los dioses, sus hermanos: “¿Por qué me queréis ligar con un juramento? ¿Acaso puedo yo alzar la mano contra mis criaturas? Y ese Diluvio del que habláis, ¿Qué es? ¡Yo lo ignoro! ¿Soy yo quién lo tiene que producir? ¡No, ésa es tarea de Enlil! ¡Que se él, él, quien tome la decisión y dé las órdenes… Que Nergal arranque los soportes de las compuertas celestes; Que Ninurta vaya a hacer que se desborden las presas de aquí arriba!

Enki se dirige entonces a Atrahasis y le previene de lo

…Enki, habiendo abierto la boca, y se dirige a la pared de cañas: …“¡Pared, escúchame bien! ¡Empalizada, recuerda todo lo que te voy a decir! ¡Derriba tu casa para construirte un barco! ¡Abandona tus bienes, para salvar tu vida!

“Explicaré […] se apoderará, de un golpe, de todos los hombres. Construye un gran barco […] Su estructura deberá ser de excelentes cañas: ¡Será un navío llamado “Salva vidas”! El barco que tienes que construir […] con los lados iguales Téchalo sólidamente ¡Téchalo, al igual que sucede con el Apsu, El sol no vea su interior! ¡Estará cerrado por todos los lados, Y su equipación deberá ser sólida y su calafateado grueso y resistente! […] llena de estopa, herméticamente, Después, yo haré que llueva.

Después espera el momento que yo te indicaré. Entonces, entra en el barco y tira de la escotilla, Después de haber cargado en él tu trigo, tus bienes, tus riquezas, A tu mujer, a tu familia, a tu parentela, a tus artesanos, A animales salvajes, grandes y pequeños: ¡A todo aquello que se alimente de hierba, Y que yo te enviaré: ellos te esperarán ante tu casa!”





El Muy Sabio, habiendo entonces abierto la boca, toma la palabra Y se dirige a Ea, su señor: “¡Pero yo nunca he construido un barco! Dibújame el plano en el suelo, Y, cuando lo haya visto, sabré construirlo!” Ea dibuja, entonces, el plano en la tierra: “Haré todo lo que me has ordenado, mi Señor!”

Según las indicaciones, Atrahasis sube todo de lo que dispone a bordo:

Todo el oro que tenía, toda la plata que tenía, A los animales los captura y los embarca. Pájaros emplumados del cielo, rebaños, bichos de la estepa A todos, él los embarca.

Y luego llega el Diluvio, aniquilando todo a su paso:

Después, el tiempo cambia de aspecto y Adad resonaba entre las nubes. Tan pronto como se escuchó el gruñido del dios, Se añadió betún para obturar la escotilla, Y, apenas se había cerrado ésta, Adad atronó entre las nubes,Mientras un viento furioso, con un primer golpe, Rompía las amarras y soltaba el barco.

¡La tempestad golpeaba la tierra, Interrumpiendo su rumor igual que se rompe un cacharro! ¡Y, desencadenado el Diluvio, transcurre la maldición Al igual que la guerra sobre los hombres! ¡Nadie veía ya a nadie: nada resultaba discernible en esta carnicería! El Diluvio mugía como un toro, E, igual que un águila que chilla, el viento aullaba. Las tinieblas eran profundas, el sol había desaparecido.Las personas morían como moscas.

Después de siete días y siete noches y de que bajen las aguas, Atrahasis sale del barco, baja todo el cargamento y sirve una comida sacrificial a los dioses:

El desperdiga a los cuatro vientos Toda la carga del barco. Después sirve una comida sacrificial Para satisfacer la alimentación de los dioses, ¡Aspirando el buen olor, los dioses Se agruparon alrededor del banquete, como moscas!

Finalmente la diosa Nintu se compromete a recordar por siempre esa catástrofe:

Pero, una vez que lo habían consumido, Nintu se puso de pie Y, ante todos, se quejó: … ¡Actualmente, los rostros de los hombres Han desaparecido entre las tinieblas!” Después, acercando la mano al gran collar Que Anu le había dado ella dijo: “… Collar de lapislázuli en mi cuello, Para recordarme, siempre, estos días funestos!”

¡Cómo, a pesar del Diluvio decidido por nosotros, El Hombre ha sobrevivido a la carnicería! … ¡Este canto, Que, tras haberlo escuchado, los Igigu Exaltan tu grandeza! ¡Oídme, entonces, cantar El Diluvio universal!

El registro de Assurbanipal

Asimismo, encontramos otra mención al Diluvio en una declaración de Assurbanipal (último gran rey de Asiria, entre 668 AEC y 627 AEC), en la que se jacta de su ilustre Biblioteca:

Yo, Assurbanipal, rey de Asiria y de toda Mesopotamia … yo me precio de esta Biblioteca, la más extensa que vieron los tiempos. Poseo los sofisticados conocimientos de Adapa, sabio entre los Siete Sabios: el antiguo y preciado secreto de todas las artes de la escritura…

He leído variadas composiciones literarias de alto valor artístico: las sumerias, de comprensión oscura y las acadias, de ardua lectura. Me place descifrar las inscripciones en intrincados signos cuneiformes sobre piedra, anteriores al Diluvio.

En mi palacio de Nínive escucho las voces de los Dioses y los Héroes que lucharon hace miles de años. Del gran Gilgamesh revivo las penas, su guerra contra los Dioses eternos, su viaje en vano al confín de la tierra buscando ser inmortal como ellos…

Yo reuní esta colección de tablillas que desde el barro me hablan calladas, y en ellas oigo las voces del Tiempo. Yo envié a mis más expertos escribas por los caminos de Mesopotamia, la fértil entre el Éufrates y el Tigris, a visitar los palacios y templos de las distantes ciudades del reino, a Síppar y Úruk, Ur y Borsippa, para que recogieran las tablillas que grabaron en signos cuneiformes los escribas de épocas remotas en la antiquísima lengua de Súmer y también en nuestra acadia escritura… (Smith, Babylonian Historical Texts, 76.)

VERSIÓN VÉDICA/HINDÚ DEL DILUVIO: MANU

La tradición védica/hindú también tiene su historia del Diluvio, con muchas similitudes a la versión bíblica.

Una de las versiones hindúes de este episodio dice que Nirriti, dios de los genios funestos, había enviado al râkshasa (demonio) Hayagrîva para que robara los cuatro libros sagrados “Vedas”, aprovechando el sueño de Brahma. Así lo hizo el demonio, por lo que la gente de la Tierra, al encontrarse sin la ayuda de la palabra sagrada, olvidaron las buenas costumbres y se dieron al desenfreno.

Escandalizados los dioses, trataron de buscar una solución al problema presentándolo ante el divino Vishnú, quien les aconsejó que enviaran un diluvio sobre la Tierra, para purificarla. Cuando los dioses le objetaron que esa decisión extinguiría a todo el género humano, Vishnú dijo que él salvaría a aquél que haya conservado el dharma o ley cósmica moral. Finalmente, el único que había mantenido el dharma había sido el rey Satvavrata, el 7.º Manu. (cf. Ávila, 1999; y Schuhmacher y Woerner, 1993).

Vishnú – Avatar Matsya (pez)

El Śatapatha Brāmaṇa, del Yajur Veda, narra este mito describiendo como Manu cuida de un pez indefenso (Matsya, el ávatar de Vishnú) y este le recompensa salvándolo del Diluvio:

“Por la mañana, llevaron a Manu el agua para las abluciones, igual que la llevaban para lavarse las manos. Cuando se estaba lavando, un pez se deslizó entre sus manos y dijo: ‘Cuida de mí y yo te salvaré’. ‘¿De qué me salvarás?’ ‘Un diluvio se llevará a todas estas criaturas; yo te salvaré de ello.’ ‘¿Cómo debo cuidarte?’ ‘Mientras somos minúsculos’, dijo el pez, ‘nuestra destrucción es grande, pues el pez se traga al pez.

Cuídame al principio en una olla, y cuando sea más grande que la zanja, entonces llévame al océano, pues entonces estaré más allá de la destrucción’.

El pez creció continuamente hasta convertirse en una jhaṣa, pues éste llegar a ser el más grande. Dijo: ‘En un cierto año, vendrá el diluvio.

Entonces tú construirás una barca y vendrás a mí, y cuando la inundación avance, entrarás en la barca y yo te salvaré de ella.’ Manu lo cuidó de esta manera y lo llevó al océano. Y el mismo año que el pez había indicado, construyó una barca y fue a él, y cuando la inundación avanzó entró en la barca. 

El pez nadó hasta él y él sujetó la cuerda de la barca al cuerno del pez, y con él navegó hasta llegar a la montaña del norte.

‘Te he salvado’, dijo el pez. ‘Amarra la barca a un árbol, pero no dejes que el agua te aísle cuando estés en la montaña; cuando el agua descienda, baja tú también.’ Y él fue bajando de esta manera, y por eso esa ladera de la montaña del norte es conocida como el Descender de Manu. La inundación arrastró a todas las demás criaturas, y sólo Manu permaneció aquí.“ (Doniger O’Flaherty, 2004).

La narración del Mahabharata sobre este mismo episodio mítico ha sido traducida en versos por Monier Williams, como sigue:

Surcando el océano en esa magnífica nave, nació el señor de los hombres, Navegando sobre sus encrespadas olas y rugientes aguas; el vergel Sacudido en todas direcciones por vientos violentos, bailaba en la superficie de las profundidades Balanceándose y estremeciéndose como una mujer bebida.

No se divisaba tierra por ninguna parte. Ni en el horizonte lejano, ni en las profundidades: por doquier Se entendían las inundantes aguas salvajes, la atmósfera cubierta de nubes y el cielo infinito. Y ahora que todo el mundo había sido inundado, no quedaba sobre las aguas, Más que Manu y los siete sabios y el pez que conducía la nave.

Incansable, durante años y años el pez impulsaba la nave sobre La tumultuosa agua, hasta que por fin, la dejó descansar en la cumbre De Himavan; luego, sonriendo suavemente, el pez se dirigió de este modo al sabio: ‘Apresúrate ahora a atar el barco a este alto risco.

Conóceme a mí el Señor de todos, El Gran Creador Brahma, poderoso entre poderosos, omnipotente Por mí, en forma de pez, has sido salvado de esta terrible emergencia. De Manu será producida toda la creación de dioses, asuras y hombres; Por él, todo el mundo será creado, tanto lo que tiene movimiento como lo inmóvil.

El Matsya Purana complementa este relato con la siguiente narración:

… En breve tiempo, la tierra quedará sumergida en el agua con todas sus montañas, árboles y casas. Esta barca ha sido hecha para la reunión de todos los dioses para proteger la reunión de las grandes almas vivas, oh señor de la tierra. A los nacidos del sudor, los nacidos de huevos, o del agua, y aquellas criaturas vivas que mudan de piel, ponlos a todos en esta barca y sálvalos, pues no tienen protector.

Y cuando tu barca sea azotada por los vientos que soplan al final de la Edad, amarra la barca a mi cuerpo, oh rey, señor de los reyes, señor de la tierra. Al final de la disolución, tú serás el Prajāpati de todo el universo, móvil e inmóvil. De este modo, al principio de la Edad Kṛta, tú serás el rey firme, omnisciente, el jefe supremo del período de Manu, adorado incluso por los dioses’.

Coge, entonces, esta barca de los Vedas y pon en ella las esencias y semillas de todas las criaturas vivas; y atando la cuerda como te he enseñado, amarra la barca a mi cuerno, y serás protegido por mi majestad.

Entonces el señor desapareció, y Manu practicó hasta que se produjo lainundación final tal como se había predicho. Cuando llegó el momento tal como había sido anunciado en la forma de un pez cornudo, y una serpiente en la forma de una cuerda llegó junto a Manu.

Entonces el sabio que conocía el dharma reunió a todas las criaturas y las puso en la barca, y mediante la técnica del atado sujetó la barca al cuerno del pez con la cuerda que era una serpiente; lo acercó a Viṣṇu, el Excitador, y se postró ante él.” (Doniger O’Flaherty, 2004)

Vishnú – Avatar Matsya (pez)

En la mitología hindú, Manu es el nombre del primer ser humano y el primero de los reyes que gobernaron sobre la Tierra.

En sánscrito, manu proviene de manas(“mente”) y significaría “pensante, sabio, inteligente”, según el Vāyasanei samjitá y elShata-patha bráhmana.

De acuerdo al Rig Veda, manu estaría asociado a la idea de “criatura pensante, ser humano, humanidad”. El término proviene del vocablo indoeuropeo Manush que significa “el hombre”, en el sentido de humanidad, y que habría dado lugar al término inglés man y a los términos españoles “humano” y “humanidad”.

DILUVIO EN LA TRADICIÓN MEXICA: TATA

En la tradición del pueblo Mexica, el Códice Chimalpopoca cuenta que la era del 4to Sol terminó con un cataclismo de un diluvio/inundación. Más aún, el Códicedescribe que una deidad le avisa a un hombre que construya un navío para que se salve él y su mujer de la inundación:

“Acabando el año de ellos, Titlacahuan llamó al que tenía el nombre de Tata y a su mujer llamada Nene, y les dijo: “No queráis nada más; agujerad un ahuehuetl muy grande, y ahí os meteréis cuando sea la vigilia (toçoçtli) y se venga hundiendo el cielo.”

Ahí entraron; luego los tapó y les dijo: “Solamente una mazorca de maíz comerás tú, y también una tu mujer.” Cuando acabaron de consumir los granos, se notó que iba disminuyendo el agua; ya no se movía el palo.”

Según este códice, la inundación duró 52 años, y los que allí vivieron (durante la era del 4to Sol-Agua):

“fueron destruidos por las aguas y se volvieron peces.”

De acuerdo con las fuentes coloniales, la mitología de los Nahua (grupo de pueblos nativos de Mesoamérica, ancestros de los Mexicas, que usaban la lengua náhuatl) afirmaba que Cholula fue construida por el gigante Xelhua, quien logró salvarse del diluvio universal:

“… En la época del diluvio moraban sobre la tierra los gigantes, muchos perecieron sumergidos en las aguas, algunos quedaron convertidos en peces y sólo siete hermanos se salvaron en las grutas de la montaña Tlaloc… Xelhua el gigante fue al sitio que después se llamó Cholollan y con grandes adobes fabricados en Tlalmanalco, sitio muy distante, y conducidos de mano en mano por una fila de hombres tendida entre ambos puntos comenzó a construir la pirámide en memoria de la montaña en donde fue salvado.

Irritado, Tonacatecutli, padre de todos los Dioses, que la obra amenazaba con llegar a las nubes lanzó el fuego celeste y con una gran piedra en forma de sapo mató a muchos de los constructores dispersándose los demás, y no pasó adelante la construcción…” (Cholula 2000, tradición y cultura” de Rodolfo Herrera Charolet, 1995)

EL DILUVIO PARA LOS MAYAS

De acuerdo al Popol Vuh, el libro de los Mayas de pueblo Quiche, sus divinidades hacen emerger la Tierra y seguidamente, los animales que la pueblan, que al no poder alabarlos ni adorarlos, deciden crear al Hombre. En sucesivas etapas, crean diversos individuos que luego destruyen dado que no resultan de su agrado.

Los primeros fueron creados de arcilla, pero los destruyeron al resultar defectuosos físicamente; luego, los dioses crearon a seres de madera, pero al parecer carecían de espíritu y sabiduría, por lo que fueron eliminados por un Diluvio:

… Al instante fueron hechos los maniquíes, los muñecos construidos de madera; los hombres se produjeron, los hombres hablaron; existió la humanidad en la superficie de la tierra. Vivieron, engendraron, hicieron hijas, hicieron hijos, aquellos maniquíes, aquellos muñecos construidos de madera. No tenían ni ingenio ni sabiduría, ningún recuerdo de sus Constructores, de sus Formadores; andaban, caminaban sin objeto. No se acordaban de los Espíritus del Cielo; por eso decayeron. Solamente un ensayo, solamente una tentativa de humanidad. …

En seguida llegó el fin, la pérdida, la destrucción, la muerte de aquellos maniquíes, muñecos construidos de madera. Entonces fue hinchada la inundación por los Espíritus del Cielo, una «gran inundación fue hecha: llegó por encima de las cabezas de aquellos maniquíes, muñecos construidos de madera.…

su muerte fue esto: fueron sumergidos; vino la inundación, vino del cielo una abundante resina… Entonces fue cuando ocurrió la inundación a causa de los maniquíes, muñecos construidos de madera.

EL DILUVIO EN LA CULTURA ANDINA

Viracocha, el dios de la civilización andina, creador del cielo y la Tierra, “moldeó” una raza de gigantes monstruosos, deformes por su gran tamaño, para ver si era conveniente crear a los hombres de ese porte. El mito cuenta que luego Viracocha reflexionó y dijo:

“No es bien que las gentes sean tan crecidas; mejor será que sean de mi tamaño”.

Y así creó a los hombres a su semejanza – tallando en piedra las figuras del primer hombre y la primera mujer, y que al darle nombres, éstas cobraron vida -, y estos comenzaron a vivir en la oscuridad. Viracocha mandó a esos hombres a vivir bajo un precepto, con la advertencia que si lo quebrantaban, los hombres serían “castigados y confundidos”. Pero nacieron entre los hombres algunos con vicio y con codicia, por lo que rompieron el precepto, y Viracocha, en castigo, los condenó.

“Fueron unos convertidos en piedras y en otras formas, a otros tragó la tierra y a otros el mar, y sobre todos cayó el diluvio universal llamado pachacuti”.

El diluvio duró sesenta días y sesenta noches y la leyenda dice que se ahogaron todas las cosas creadas sobre la Tierra. José de Acosta en “Historia Natural y Moral de las Indias” (1590):

“…dicen los indios que con aquel su diluvio se ahogaron todos los hombres…”

Una vez terminado el Diluvio, Viracocha decidió crear nuevamente a los hombres:

“Pasando el diluvio, y seca la tierra, determinó el viracocha de poblarla por segunda vez, y para hacerlo con más perfección determinó crear luminarias(…)” 

Las crónicas de Cristóbal de Molina (1573), recopila el siguiente mito sobre el diluvio:

“En la provincia e indias de Ancasmarca, que es 5 leguas del Cuzco, en la provincia de Antisuyo, tienen la fábula siguiente: Dicen que cuando quiso venir el Diluvio, un mes antes los carneros que tenían mostraron gran tristeza y que de día no comían y que de noche estaban mirando las estrellas, hasta tanto que el pastor que a cargo las tenía, les preguntó que habían, a lo cual respondieron que mirase aquella junta de estrellas, las cuales estaban en aquel ayuntamiento en acuerdo que el mundo de había de acabar con aguas.

Y así oído esto, el pastor se trató con sus hijos e hijas las cuales eran seis, y acordó con ellas que recogiesen comida y ganado lo más que pudiesen, y subiéronse a un cerro muy alto llamado Ancasmarca y dicen como las aguas iban creciendo y cubriendo la tierra, iba creciendo el cerro, de tal manera que jamás lo sobrepujase.”

EL DILUVIO EN LA TRADICIÓN DE LOS HOPI

El Tercer Mundo, en la tradición hopi, se llamaba Kuskurza, y así como en los dos mundos anteriores la humanidad se había ido corrompiendo hasta que los dioses terminaron aniquilándola (salvando a unos pocos justos), Kuskurza tampoco fue la excepción.

La gente se fue alejando de los preceptos encomendados, se volvióbelicosa y destructora, e incurrió en la perversión sexual (idea que nos remite a la historia de los Nefilim). De esta manera, la corrupción y la guerra llegaron al Tercer Mundo, y tal como sucedió en los mundos anteriores, los dioses decidieron ponerle fin.

Sótuknang se dirigió a Mujer Araña y dijo:

-No tiene sentido aguardar hasta que se acabe el hilo. Hay que hacer algo antes de que los seres humanos que llevan la canción en sus corazones también se corrompan o extingan. Te corresponderá salvarlos, mientras yo destruyo a este mundo con agua. Cuando llegues al lugar, mira a tu alrededor, verás unas plantas altas de tallos huecos. Córtalas y coloca dentro a los seres humanos. 

Mujer Araña siguió sus instrucciones y cortó las cañas huecas. Conforme los seres humanos fueron llegando los colocó dentro, con un poco de agua y hurúsuki [masa de harina blanca de maíz] para comer. Luego se introdujo ella dentro de una caña ySótuknang la selló, entonces se ocupó de destruir el mundo. Soltó las aguas y olas más altas que montañas, cubrieron la Tierra. Los continentes se partieron y se hundieron bajo los mares. La lluvia no paró de caer y seguían desplomándose las olas.

Los seres humanos, sellados dentro de sus cañas huecas, escucharon el poderoso rugir de las aguas, y luego el silencio. Por mucho tiempo, estuvieron flotando, finalmente cesaron los movimientos. Mujer Araña quitó el sello a las cañas huecas, los tomó de las cabezas y los sacó de ahí.

Los seres humanos miraron a su alrededor y vieron que se encontraban sobre un trocito de tierra que alguna vez había sido la cima de una de sus más altas montañas. Todo lo demás, hasta donde alcanzaba su vista, era agua. Era todo lo que quedaba del Tercer Mundo. Enviaron pájaros de muchos tipos, uno tras otro, para volar sobre las aguas y encontrarlo. Sin embargo, todos regresaron agotados sin haber hallado ninguna señal de tierra.

Mujer Araña indicó a los seres humanos que hicieran lanchas redondas y planas con las cañas huecas en que habían venido, y que se metieran en ellas. Nuevamente se confiaron a las aguas ya la orientación de su sabiduría interior. Durante mucho tiempo flotaron, impulsados por el viento y el movimiento de las aguas. Tras un largo y agotador viaje, que tuvo varias escalas en distintas islas, el contingente continuó hacia el este y hacia el norte, hasta que por fin, descubrieron la tierra [prometida]. Alta se elevaba encima de las aguas, extendiéndose de norte a sur hasta donde alcanzaban a ver sus ojos. Era una tierra grande, una tierra extraordinaria, era el Cuarto Mundo.

Cuando todos estuvieron reunidos, Sótuknang apareció ante ellos y luego de mostrarles, hacia el oeste y el sur, las islas por las que habían pasado [las cimas de las montañas del Tercer Mundo], las fue hundiendo una a una, y dijo:

-He borrado las huellas de su Salida, los escalones que les había dejado. En el fondo de los mares yacen todas las orgullosas ciudades, los pátuwvotas [escudos] voladores, los tesoros mundanos corrompidos por el mal y las personas que no hallaban tiempo para cantar las alabanzas del Creador desde las cimas de sus cerros.

No obstante, si ustedes guardan el recuerdo y el significado de su Salida, llegará el día en que esos escalones vuelvan a surgir para probar la verdad de sus palabras.
Ése fue, por fin, el término del Tercer Mundo, Kuskurza.

EL DILUVIO EN EL MAZDEÍSMO: YIMA

Entre los mitos de la religión Mazdeista, hay un relato en el que Ahura Mazda (su divinidad) le indica a Yima (patriarca persa y progenitor espiritual de la humanidad) que construya una cueva para que sirva de refugio para sí y para todos los seres vivos ante un inminente y fatal invierno. Este relato, un evidente paralelismo del Diluvio, se encuentra en el Avesta, una colección de textos sagrados de la religión basada en las enseñanzas de Zoroastro de la antigua Persia.

Ahura Mazda le advierte a Yima sobre la inminente catástrofe (J. Darmesteter, The Zend-Avesta I, en Sacred Books of the East IV, Oxford,1895):

(46) Y Ahura Mazda habló a Yima, diciendo: “¡Oh Yima justo, hijo de Vivanghat! Terribles inviernos van a caer sobre el mundo material, que traerán consigo duras, mortales heladas; …
 arrastrarán consigo espesos copos de nieve, que rebasarán hasta las altas cimas de las montañas.
(52) Y las bestias que viven en la selva, así como las que habitan en la cima de las montañas y en las hondonadas, deberán tomar refugio en guaridas subterráneas.

(57) Antes de este invierno, los campos producirán hierba en abundancia para el ganado. Pero cuando se funda la nieve y corra el agua, quedará todo anegado.

(61) Hazte, por consiguiente, un “vara” (recinto aislado) cuadrada que por cada lado tenga la medida de un picadero (3 kilómetros por lado aprox.), y lleva a él las semillas de ovejas y toros, de hombres, de perros, de aves y de fuegos que rojos llamean. … que sea refugio para los hombres…

(70) Allí llevarás las semillas de hombres y mujeres, de los mejores, los más grandes y más hermosos que haya en la tierra. Luego llevarás las semillas de toda clase de ganados, de los más grandes, los mejores, los más hermosos de la tierra.

(74) Luego llevarás allí las semillas de toda clase de árboles, de los de mayor tamaño y más suave aroma que haya en la tierra; llevarás allí las semillas de toda clase de frutos, los de mejor sabor y más suave aroma. Todas estas semillas llevarás, dos de cada especie, para que se mantengan sin extinguirse allí, mientras aquellos hombres hayan de permanecer en el “vara”.

(80) Nada habrá allí jorobado, nada encorvado hacia adelante; ningún impotente, ningún loco; ningún malicioso, ningún mentiroso; ningún rencoroso, ningún envidioso; ningún desdentado, ningún leproso que haya de ser encerrado; ninguna de las marcas con que Angra Mainyu señala los cuerpos de los mortales.

(87) En la parte más amplia de aquel lugar harás nueve calles, seis en la mediana y tres en la más reducida. A las calles de la parte más amplia llevarásmil semillas de hombres y mujeres; a las calles de la mediana, seiscientas; a las calles de la más reducida, trescientas. Este “vara” sellarás con tu sello de oro, y harás una puerta y una ventana con “iluminación propia” (a window self−shining within).

(93) Entonces se dijo Yima: “¿Cómo me las arreglaré para hacer este vara que Ahura Mazda me ha mandado hacer?”. Y Ahura Mazda dijo a Yima: “¡Oh Yima justo, hijo de Vivanghat! Marca la tierra con una huella de tu talón, y luego amásala con tus manos como hace el alfarero cuando amasa el barro”.

(133). Cada cuarenta años, a cada pareja, dos le son nacidos, un varón y una mujer. … Y las personas, en la “Vara” (refugio) que Yima hizo, vivieron la más feliz de las vidas.

OTRAS MENCIONES DEL DILUVIO

Según distintas recopilaciones, habría referencias a un Diluvio devastador en un sinfín de culturas ancestrales en todo el mundo:

La mitología griega relata la historia de un gran diluvio producido por Zeus, quien había decidido poner fin a la existencia humana, por haber aceptado el fuego que Prometeo había robado del Monte Olimpo. Gracias a la intercesión de Prometeo pudieron sobrevivir a la catástrofe Decalion, su mujer Pirra, sus hijos y animales terrestres, incluyendo cerdos, caballos, leones y serpientes.

Su cobijo fue un gran cofre en el que navegaron durante 9 días y 9 noches “con el agua saliendo de la Tierra y el mar rebosando”. Según los relatos, el cobjio fue el Monte Parnaso o el Olimpo, al abrirse una grieta en Bambyce, por la que se produjo el desagüe. Decalion y Pirra lanzaron piedras que se convirtieron en hombres o mujeres dependiendo de quien las lanzaba.

En la tradición china de los cuentos del Hihking, la familia supeviviente se llamaba Fuhi, que sobrevivió en un bote de un monumental diluvio que envolvió los árboles y las montañas. Por eso Fuhi es considerado el padre de todos los seres humanos. El, en compañía, de su mujer, tres hijos y tres hijas se encargaron de repoblar la tierra entera. Por cierto, una de las montañas sagradas de una cultura hermana de la anterior, la nipona, se llama “Fuji”.

En Australia existe una leyenda llamada “El diluvio del tiempo del sueño”, en la que se vieron implicados Noé. los aborígenes y algunos animales, a bordo de un arca gumana, llamada woramba, que terminó encallando en Djilinbadu, la montaña, donde todavía puede ser encontrada.

Para ellos, la leyenda de que el arca está en el medio oriente es una mentira fabricada por los blancos para mantenerles sojuzgados. Esta leyenda es, sin duda, una mixtura fruto del contacto con los misioneros y, para algunos, no hay leyenda alguna que sostenga esta tradición sobre este tema.

En el suroeste de Tanzania se cuenta que una vez los ríos se desbordaron. Dios avisó a dos personas, conminándoles a tomar muchas semillas y animales en un barco. Así fue cómo el agua cubrió las montañas hasta que un día el diluvio paró. Entonces, el hombre dejó una paloma libre, que volvió. Después, dejó un halcón volar y no volvió. Sólo entonces fue cuando decicieron salir del barco.

En la nación africana de Chad, la tribu moussaye en su mitología cuenta la historia de que una vez una familia vivía en un lugar remoto, y que cierto día, la madre quiso preparar una comida opípara para su familia; así que tomó el mortero con su majador para moler el grano y hacerlo harina. (En aquel tiempo el cielo estaba mucho más cerca que ahora. En efecto, si se alargaba la mano, podía tocarse.) Majó el grano con todas sus fuerzas; sí, machacó el mijo y lo hizo pronto harina.

Pero al moler, la mujer se descuidó y alzó el majador tan alto que hizo un agujero en el cielo. En el acto empezó a caer a la tierra mucha agua. No era una lluvia normal. Llovió durante siete días y siete noches hasta que toda la tierra quedó anegada. Conforme caía la lluvia, el cielo se iba levantando, hasta que llegó a la altura inalcanzable que ahora tiene. Desde entonces perdimos el privilegio de tocar el cielo con la mano.

Entre los Ojiwbe, que han vivido en Minnesota desde el 1.400 antes de Cristo aprox., también existe una tradición muy similar a la relatada en la Biblia. “Hubo un tiempo en que los humanos discutían entre ellos e incluso en el seno de sus familias. Discutían tanto que Manitú, el creador, decidió realizar una purificación por medio del agua. El agua llegó, anegó toda la tierra y pilló a la mayoría desprevenida. Tan sólo unas pocas parejas vivientes lograron sobrevivir”. Waynaboozhoo es el nombre del héroe, que sobrevivió acompañado de unas parejas de animales en una barquilla.

Los indios de Delaware, también en Estados Unidos, tienen una tradición en la que se habla de que en la era prístina la gente vivía en paz y la tierra estaba sumergida. Tan sólo unas pocas personas encontraron refugio en la concha de una grandísima tortuga, tan vieja que tenía moho.

Un pájaro fue soltado para hallar tierra pero sólo encontró mar. Más tarde, otro más volvió con un poco de tierra en su boca, a resultas de lo cual guió a la tortuga hasta ese pedazo de tierra. Entre los hurones, se habla de una inundación que duró varios meses, de la que sólo sobrevivió el padre de las tribus indias, con su mujer, su familia y sus animales.

La leyenda habla de que los animales no hacían más que quejarse durante el viaje, por lo cual, al terminar el diluvio, se les quitó la facultad de hablar. Los sioux de Dakota también tienen otra leyenda similar, en la que sobreviven en unas canoas muy grandes una familia y parejas de animales de cada especie, después de una inundación de varios meses, al término de la cual, encontraron tierra firme al oeste. Parecida a la de los indiosmandal, con la diferencia de que el superviviente fue un blanco.

Entre los indios Chibcha de Sudamérica, el superviviente fue Bochica y su mujer, refugiándose en la montaña más alta. Al terminar el diluvio, Bochica abrió un agujero en la tierra en Tequendama, por el que desaparecieron las aguas.

En las tradiciones del pueblo amerindio Mapuche, existe igualmente una leyenda sobre la mítica inundación, al luchar entre sí dos serpientes, llamadas Treng treng vilu, protectora de los hombres, y Caicai vilu, enemiga del género humano. Un día fueron advertidos por la culebra amiga Treng treng vilu que la culebra enemiga les preparaba un exterminio mediante una terrible salida del mar y les instó a refugiarse en el cerro sagrado que ella habitaba, donde sólo unos pocos concurrieron.

Producida la inundación, a medida que las aguas subían Treng treng vilu elevaba el cerro hasta acercarse al sol. Los refugiados se salvaron y los que fueron alcanzados por las aguas quedaron convertidos en peces, cetáceos y rocas. Así fue cómo se salvó la humanidad al bajar estos pocos hombres desde el cerro en el que se habían refugiado.

Para los Kawesqar, o Alacalufes, de Tierra del Fuego, una gran inundación tuvo lugar en el mundo cuando un joven cazó, para regalarle una buena comida a su novia, a una nutria (o coipo, según otra versión) que por tabú no podía ser cazada. Ésta era una criatura protegida por el espíritu de las aguas, quien, dolido por esta afrenta, hizo subir el mar para vengarse de toda la humanidad. Al final del relato, el joven y su novia se salvan al subir a elevados cerros. Luego son ellos los encargados de repoblar la tierra.

La Mitología guaraní de los nativos de América del Sur sostiene que durante el tiempo conocido como “Yvy tenonde” (primera tierra), los hombres y los dioses convivían libremente en ésta en abundancia y no existían enfermedades o penurias…

Hasta que un hombre llamado Jeupié transgredió el tabú máximo: el incesto, al copular con la hermana de su padre. Este hecho fue castigado ejemplarmente con un diluvio (Mba’e-megua guasu) que destruyó aquella tierra primera y produjo la partida de los dioses hacia su morada celestial.

 Ñamandú, dios principal de los guaraníes, decide crear entonces una segunda tierra, aunque imperfecta. Solicita entonces la ayuda de Jakairá quien esparce una bruma vivificante sobre la nueva tierra. Los sobrevivientes del diluvio pasan a habitar esta tierra donde ahora existen la enfermedad, los sufrimientos y la muerte.

Desde entonces los hombres habitantes de la “nueva tierra” conocida como Yvy Pyahu están condenados a la eterna búsqueda de aquella primera tierra perdida que llaman: “Yvymara’eỹ” (Tierra Sin Mal).

Según una tradición de los taínos del Caribe, Yukiyu o Yukahua,”dios”, creó una gran inundación. Se dice que se salvaron gracias a que se albergaron en el bosque fluvial del Yunque.

La tradición del pueblo de Isla de Pascua dice que sus ancestros llegaron a la isla escapando de la inundación de un mítico continente o isla llamada Hiva.

IMPLICANCIAS DEL DILUVIO

El Diluvio representa un momento bisagra en muchos sentidos, más allá de la obvia inundación y su consecuente exterminio masivo.

El Diluvio marca una tendencia hacia un acortamiento en la vida de los hombres. Este fenómeno es observable en los períodos de vida detallados en la Lista de Reyes, los cuales van disminuyendo drásticamente a medida que avanza el tiempo, sobre todo entre la primera y segunda dinastía las cuales tienen un promedio de vida de 45.360 años y 763 respectivamente.

Mismo caso sucede en el relato de las generaciones de la Torá, donde se detalla que las primeras 10 generaciones – entre Adán y Noé – suman un total de 8.575 años con un promedio de 857, y luego del Diluvio, las siguientes 10 generaciones – de Sem a Abraham – suman 3.171 años con un promedio de 317, para seguir disminuyendo con las sucesivas generaciones.

Otro aspecto del Diluvio es que, en la tradición mesopotámica, mientras que en la etapa previa al Diluvio se observa un contacto directo entre humanos y “dioses”, siendo estos últimos quienes gobernaban la Tierra, luego del Diluvio se presenta una etapa de “ocultamiento” en la cual los “dioses” se alejan de la humanidad para dejar lugar a gobernantes humanos, interactuando sólo con ellos y con unos pocos sabios y justos.

Otros puntos que destacan en estos relatos, respecto del mundo antediluviano, es la existencia una raza de gigantes; el incumplimiento de los preceptos encomendados; la creciente corrupción; las actitudes belicosas y destructivas; yel incurrimiento en actividades sexuales perversas por parte de los seres de la Tierra, todo lo cual motiva a la deidad respectiva a suscitar el Diluvio.

LAS POSIBLES HUELLAS DEL ACONTECIMIENTO

Se estima que gran parte de la Tierra está formada por depósitos sedimentarios. Existen yacimientos de animales extinguidos cuyos huesos fueron encontrados en descomunales fosas, todos mezclados. Fosas como la de Agate Spring Quarry en Nebraska, comprenden 164.000 huesos de 800 animales diferentes.

En Alemania, en un hoyo situado en Neuköln, se encontraron restos fosilizados de mamuts, bueyes almizcleros, bisontes, hienas, renos y dos especies diferentes de elefantes. Todos sus huesos, al igual que en el yacimiento de Nebraska, estaban revueltos, como si una corriente los hubiera juntado.

Para que se produjese este hecho habría sido necesaria la presencia de un medio aglutinante que moviera todo en la misma dirección y que todo quedara en un lugar, para ser sepultado por el aluvión. La datación de estos huesos es de hace 12.000 años, el final de la glaciación según las “modernas” teorías.

LAS CONCLUSIONES

El hecho de que este relato se encuentre presente en una impresionante cantidad de culturas ancestrales de todos los continentes aboga la idea del suceso como un hecho histórico más que mitológico.

Esta multiplicidad de fuentes (interrelacionadas en algunos casos, pero independientes en otros) que narran lo que se puede asumir como un mismo acontecimiento, no hacen más que corroborar el suceso, más allá de las variaciones y localismos que cada una le aporte.

Estos relatos paralelos nos sugieren que, aunque cambien los nombres, Xisutros sería el Ziusudra sumerio, lo mismo que el Ut-napishtim babilónico, Atrahasis asirio, el Noé bíblico, el pastor Inca, el Manú hindú, el Tata mexica, y así sucesivamente. Y quizás este hecho pueda tener alguna relación con las leyendas de otras civilizaciones barridas por las aguas como la Atlántida, Mu o Lemuria, en los oscuros inicios de nuestra humanidad.

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