sábado, 11 de abril de 2015

UPyD: El reverso del hundimiento

Detrás de la crisis de UPyD se esconde el desencanto de militantes como Óscar Sánchez, Pedro Herrero o Encarna Hernández, que entraron en política empujados por el idealismo y ahora sopesan su futuro dentro de la formación. Aquí cuentan su historia.

Unión, Progreso y Democracia se presentó a sus primeras elecciones en 2008con el lema “lo que nos une, tu voto útil”. El recuerdo de esa época produce un enorme desconsuelo en Óscar Sánchez, que se implicó desde el principio en el proyecto, según explica, soñando con “regenerar el patio político” y “superar el discurso de las dos Españas”. Este profesor universitario de 41 años renunció este martes a encabezar la candidatura al Ayuntamiento de Salamanca, donde el PP y el PSOE se reparten los 27 concejales del consistorio.

“Hoy no puedo escuchar la música de la regeneración”, escribió en su blog. Sólo se escuchan los estruendosos portazos de dirigentes del partido. “UPyD se está desangrando. Yo me comprometí en 2007 porque creí que hacía falta regenerar el patio político. Desde entonces, se han conseguido logros muy importantes. Pero la hemorragia es demasiado grande. Puedo asumir una derrota. La maquinaria del PP y del PSOE es enorme. Se puede digerir una derrota, pero sólo cuando hay una satisfacción por el trabajo bien hecho y un equipo con gente valiosa”, explica durante una conversación con EL ESPAÑOL.

Sánchez es profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca y parte de su actividad académica incluye el estudio del discurso público que contribuye al enriquecimiento o empobrecimiento de la democracia. Dar un paso atrás ha sido “muy complicado”, reconoce. “Fui elegido por primarias y no fue agradable anunciarlo porque mucha gente puso su confianza en ti”. Atrás queda la ilusión de formar parte de un equipo con peso intelectual y ganas de dejarse la piel. Para él, era también una fuerza capaz de hacer campaña sin miedo a los demás partidos o al ridículo. En 2011, su lema de campaña fue “Salamanca se merece un Óscar”. Sánchez vivirá las elecciones de 2015 desde la barrera, como un afiliado abatido por la decepción.

UPyD perdió más de un tercio de los votos en Andalucía y se quedó fuera del Parlamento más fragmentado de la historia reciente. No fue sólo una derrota. Entonces estalló la crisis que se venía cocinando a fuego lento. De los cuatro diputados que acompañaban a Rosa Díez en el Congreso, sólo Carlos Martínez Gorriarán ha mantenido su apoyo. Toni Cantó, uno de los principales reclamos electorales de la formación, ha renunciado a su escaño y a la candidatura a presidir la Generalitat Valenciana. Irene Lozano, que tiene un perfil público destacado, ha presentado su candidatura a liderar el partido en el congreso que se celebrará después de las elecciones municipales y autonómicas.

Fuera del Congreso, la situación es mucho más delicada. A mes y medio de la cita con las urnas, la diezmada cúpula del partido ha disuelto direcciones regionales en Andalucía, Castilla y León, Asturias y Galicia. Los responsables de UPyD en Aragón han pedido la dimisión de Díez. Las acusaciones cruzadas de mentiras, deslealtad o traición son constantes y ensordecedor el silencio de los intelectuales que respaldaron el proyecto al principio: Fernando Savater, Álvaro Pombo o Mario Vargas Llosa.

Más problemas que Ciudadanos

Albert Rivera, en un acto de campaña (Foto: Flickr/Ciudadanos)

¿Qué ha pasado? ¿Por qué se ha llegado hasta este punto? El auge de Ciudadanos, un partido posicionado en el mismo espacio político, es determinante. Pero las negociaciones sobre una coalición electoral entre ambos partidos han puesto de manifiesto, según muchas voces, que no se trata sólo de un problema de estrategia electoral sino de funcionamiento interno del partido.

“Es un problema de democracia interna”, asegura Pedro Herrero, hasta ahora secretario de Organización de UPyD en Asturias. Allí, la dirección nacional ha expulsado a Ignacio Prendes, líder regional y diputado autonómico, y disuelto la dirección del partido, que lleva meses pidiendo un cambio de rumbo y un acercamiento a Ciudadanos. Finalmente, los afiliados votaron a favor de concurrir con Ciudadanos e ignoraron las advertencias e Madrid, que llegó acomparar la consulta con el referéndum convocado en Cataluña por Artur Mas. “Un partido no puede limitarse a un grupo de líderes atrincherados contra gente que lleva siete años trabajando. No se puede impedir que se pregunte a los afiliados. No se puede hacer un proyecto contra las bases, contra los intelectuales, contra los periodistas o incluso contra los votantes”, asegura Herrero.

Rosa Díez no piensa lo mismo. Un día después de las elecciones andaluzas y entre rumores de dimisión, la portavoz nacional dio una rueda de prensaminutos antes de reunirse con el Comité de Dirección del partido para analizar el resultado. “Nos importan las políticas mucho más que los votos”, dijo. Sin citar ni una sola vez a Ciudadanos o a Albert Rivera, Díez declinó varias veces entrar en las razones del fracaso andaluz.

Dos semanas después y con el partido en llamas, Díez reaparece para criticar a los que se arriman “al sol que más calienta”. “He sido engañada por mis propios compañeros”, decía esta semana en una entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero. En realidad, Rosa Díez sigue controlando la dirección del partido y hasta las andaluzas logró mantener una cierta paz interna. En octubre, cuando el portavoz en la Eurocámara, Francisco Sosa-Wagner, dio la voz de alarma sobre los riesgos de no acercarse a Ciudadanos, muchos de los dirigentes que ahora critican con dureza a Díez la respaldaron y arremetieron contra el eurodiputado leonés.

Díez presenta la crisis como un pulso entre los principios del partido y los intereses cortoplacistas de algunos dirigentes, incapaces de resistir la tentación del acuerdo con Ciudadanos. Según algunas fuentes, la portavoz nacional confía en que el partido de Rivera baje tan deprisa como ha subido mientras ella sigue en primera línea, como lo ha estado en las últimas tres décadas.
Trabajar (al menos) el doble

Martín de la Herrán, el candidato en Andalucía, y Rosa Díez (foto: Flickr/UPyD)

Encarna Hernández no lo tiene fácil. Es una de los dos concejales del partido en Molina de Segura (Murcia) y cabeza de lista para las elecciones municipales. En su ayuntamiento, donde residen casi 69.000 habitantes, UPyD fue la tercera fuerza en las últimas elecciones europeas, con el 11,6% de los votos. Hernández cree que el PP puede perder la mayoría que disfruta desde hace 20 años.

Ella afronta con ilusión la convocatoria, confiando en que los ciudadanos sepan apreciar el trabajo de oposición más que la desunión del partido. “Pero vamos a tener que trabajar el doble, eso esta claro”, asegura. “Esta crisis se veía venir. El partido es lo que es en parte gracias a Rosa Díez, eso es innegable. Pero hace tiempo que muchos afiliados sentían que no se les escuchaba, que los candidatos que no estaban apoyados por la dirección tenían muchos problemas en las primarias. No es sólo la cuestión de Ciudadanos, con quien tenemos que entendernos. La crisis ha explotado porque muchos afiliados se sentían ahogados”, dice.

Hernández cree que Díez dimitirá en junio y que no lo hará ahora, a mes y medio de las elecciones, para no perjudicar al partido. “No podemos hacer ahora un congreso o tener una gestora al frente”, advierte. “Lo que tenemos que hacer es la campaña”.

Para Hernández (una candidata en un municipio mediano), para Sánchez (que se presenta en una ciudad) y para Herrero (dirigente en una comunidad autónoma), el programa de UPyD es excelente, mejor que el de Ciudadanos. “Estoy orgulloso de que UPyD haya ido al País Vasco o a Navarra a defender que no haya privilegios fiscales aunque fuese impopular”, dice Sánchez, recordando una diferencia clave con Ciudadanos.

“Nosotros no nos asociamos con Libertas [un partido irlandés de financiación oscura y cariz eurófobo] para las europeas, no estamos dispuestos a crecer a cualquier precio, acogiendo a desencantados de cualquier partido”, sigue. “Pero compartimos un mismo espacio político que es históricamente frágil, que hay que cuidar. Tenemos que entendernos para que ese espacio no se desmorone”, pide, aludiendo al espíritu de la Constitución, donde los partidos aportaron principios pero también renuncias para propiciar el entendimiento.

“Si de verdad creemos en ‘lo que nos une’, si queremos un mensaje en positivo, si queremos hacer posible lo necesario, no podemos instalarnos en una orgullosa soledad, como ha hecho Rosa”, recuerda Herrero. De no entenderlo a tiempo, según explica, los militantes se irán donde haga falta para seguir luchando por un cambio político que Rosa Díez no puede garantizar.

http://www.elespanol.com/actualidad/upyd-el-reverso-humano-del-hundimiento/

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