jueves, 11 de diciembre de 2014

Polémica en EEUU por la implantación de chips de identificación en trabajadores

Críticas por suponer una ‘invasión total de la intimidad’

Los defensores alegan el carácter voluntario del implante

WASHIGNTON.- El uso creciente de microcircuitos de identificación implantados en el cuerpo humano, que sirven tanto para el control de empleados como para acceder a la historia médica de sus portadores, ha creado polémica en Estados Unidos. La empresa Citywatcher fue la primera en implantar esta polémica ‘medida de seguridad’ en sus empleados.
Un ‘chip’ implantable. (Foto: Verichip Corp.)
Varias asociaciones de derechos civiles han protestado contra lo que consideran un nuevo paso en la invasión de la intimidad de los trabajadores, mientras que sus fabricantes insisten en que es una tecnología avanzada y de usos múltiples, informa el corresponsal de EFE en EEUU Enrique Rubio.

Citywatcher, una empresa de videovigilancia, es la primera que ha empezado a utilizar los chips para controlar el acceso de sus empleados a las zonas de seguridad restringidas de la compañía.

Su presidente, Sean Darks, explicó cómo dos de sus empleados, que se presentaron como voluntarios, y él mismo, se han implantado un chip que tiene el tamaño de un grano de arroz, se coloca dentro de la piel y funciona como una tarjeta de acceso a las áreas protegidas.
Con permiso del Gobierno

Estos microcircuitos son obra de la empresa VeriChip, filial de Applied Digital Solutions, de Palm Beach (Florida), que en octubre de 2004 recibió el consentimiento por parte de la Dirección de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA) para comercializar el producto.

John Procter, portavoz de VeriChip, explicó que la compañía trabaja fundamentalmente sobre dos aplicaciones de esta tecnología: para identificación, como en el caso de Citywatcher, y para su utilización en hospitales.

“Es un aparato muy útil en pacientes con dificultades para comunicarse, como pueden ser los enfermos de alzheimer. Mediante un escáner se puede acceder a su historial médico”, dijo Procter.

La cápsula, que se inserta bajo la piel del brazo o la mano con una jeringa, contiene un número de 16 dígitos que permite el acceso al historial médico del portador.
Partidarios y detractores

Además de estos usos, Procter recordó que la Secretaría de Justicia mexicana ya utiliza este tipo de tecnología para identificar a sus empleados. El chip tiene también otros usos menos altruistas y, por ejemplo, una discoteca en Barcelona utiliza estas cápsulas con sus clientes VIP.

Pero esta tecnología futurista cada vez más detractores. Entre ellos está “Profesionales de la tecnología por la responsabilidad social”, un grupo ubicado en Palo Alto (California), que protesta por lo que consideran “una pésima iniciativa”.

Lisa Smith, miembro de esta asociación, aseguró que “la sola idea de llevar algo implantado en el cuerpo, que no se puede apagar, supone una invasión total de la intimidad“. “Existen otras formas de identificación menos invasivas que también son adecuadas, por muy voluntario que esto sea”, dijo Smith.

Tanto VeriChip como Citywatcher se aferran al carácter voluntario de los implantes para rechazar cualquier acusación.

EFE

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