lunes, 22 de diciembre de 2014

Jaque al 'modelo Sálvame'

AFECTA A LA PROGRAMACIÓN... Y A LAS CUENTAS

El equipo de 'Sálvame', reunido por el quinto aniversario del programa. (Gtres)


Cuando llega a Fuencarral, Paolo Vasile aparca de tal forma que pueda ver su coche desde la ventana de su oficina. “Allí se quedan mis principios”, dice de tanto en tanto con ironía. La broma solo significa que, para el consejero delegado de Mediaset, cuando de televisión se trata, business is business. Y más allá de consideraciones éticas, Sálvame ha sido durante los años de duracrisis publicitaria el paradigma de esa visión. Ante la caída de ingresos, Telecinco encontró en el espacio una propuesta low cost, con altos índices deshare y capaz de cubrir sobremesa y tarde, unas franjas de audiencia cuyo colapso condiciona la parrilla diaria y, en caso contrario, la levanta. Esta semana, Competencia obligaba al grupo italiano a adecuar sus contenidos al horario de protección infantil que opera en esas horas. Esto sitúa a Vasile ante el auténtico tour de force que supone tocar algo que funciona como un reloj.

Mediaset ha sido tradicionalmente una máquina de ganar dinero y retribuir al accionista. Lo ha sido, sin duda, durante los años de bonanza previos a la crisis, en los que el gigante italiano registró beneficios por importe de 1.492,36 millones de euros. Es más, entre 2001 y 2007 aprobó un pay-out (porcentaje que la empresa reparte de sus ganancias a los accionistas vía dividendos) que se movió -salvo alguna excepción puntual- entre el 80% y el 100%, llegando al 204% en 2003. Pero es que incluso durante la debacle publicitaria sufrida por el sector desde 2008, que le llevó a no repartir dividendos en 2012 y 2013,Mediaset nunca registró pérdidas. La última línea del balance ha sido positiva en casi 495 millones de euros.Incluso durante la debacle publicitaria sufrida por el sector desde 2008, Mediaset nunca registró pérdidas. La última línea del balance ha sido positiva en casi 495 millones de eurosEse desempeño en el último lustro no hubiera sido posible sin un afán de contención de costes descomunal, como también se ha observado en Atresmedia, su enemigo íntimo. Mediaset cerró el pasado 2013 con unos ingresos netos de 826,8 millones de euros, por unos gastos de 748,65 millones. Solo en 2010, ya integrado Cuatro en el perímetro, la compañía estimaba una facturación conjunta neta de 1.171,95 millones y asumía unos pagos totales de 972,08 millones. Esto es, en paralelo al desplome de la cifra de negocios, la firma ha reducido los desembolsos en casi 223,43 millones para equilibrar sus cuentas. El desglose de ese ahorro es muy revelador respecto a la hoja de ruta diseñada por la compañía para mantener el gasto bajo control.

Y es que con un consumo de derechos por definición más volátil y unos ahorros en la plantilla limitados -en torno a 20 millones de euros-, el esfuerzo principal se observa en los denominados otros costes operativos, que han pasado de 613,81 millones a 460,85 en un trienio. La propia sociedad lo explicaba en la presentación de resultados correspondiente al año 2013. “Esta disminución de costes se debe principalmente (...) a la capacidad de la compañía de adaptar su base de costes a la realidad del mercado y materializar ahorros significativos en la parrilla”. En ese marco en el que debe entenderse la importancia de Sálvame, esto es, no sólo desde el punto de vista del share, sino también del balance.

Una amenaza con recorrido

Es en esta Arcadia feliz económica -completada por la ausencia de deuda y una acción boyante- en la que irrumpe la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Y no es que Mediaset no hubiera tenido advertencias. Tras años laxos en materia de supervisión, el nuevo organismo cerraba 2013 con sendas multas de 1,57 millones y 448.000 euros a la firma italiana y Atresmedia, respectivamente, por vulnerar el horario infantil. Una senda de sanciones y aperturas de expedientes que no se ha cerrado desde entonces. Como publicó El Confidencial apenas constituida la nueva autoridad de Competencia que preside José María Marín Quemada, su intención pasaba por extremar la vigilancia sobre los contenidos audiovisuales y estimaba que las multas son un elemento imprescindible para meter en cintura al sector. Para que no hubiera dudas, creó incluso una subdirección ad hoc.

Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset. (GTres)

Por su compra de Cuatro, Mediaset ya tuvo que lidiar con la antigua Comisión Nacional de Competencia (CNC), que llegó a imponerle sanciones históricas por el presunto incumplimiento de las restricciones que se le impusieron para autorizar la operación. Un momento que aprovechó Vasile –corría octubre de 2011– para expresar su opinión sobre esa instancia. No se mordió la lengua. “Es una de las grandes tragedias del país”, dijo entonces, apuntando que no había sector alguno que no tuviera como primer problema las actuaciones de la CNC. “Vivimos continuamente bajo un chantaje”, remachó, comparando sus tesis sobre competencia con El Proceso, de Kafka. “No sabes qué delito has cometido y al final te convencen de que eres un delincuente”, bromeó.

En este cóctel, lo normal es que Mediaset -que tiene diez días desde la notificación para implementar los cambios que pide Competencia- promueva retoques cosméticos en Sálvame para prolongar su vida, esto es, cambiar algo para que todo siga igual. Al menos por ahora. Una manera de ganar tiempo e ir preparando un plan B por si la estocada termina siendo mortal, ya sea porque el programa se desnaturaliza y cede audiencia o porque la supervisión de la CNMC tiende a endurecerse aún más. En un escenario político especialmente complejo, con las elecciones a la vuelta de la esquina y las segundas cadenas de los grandes grupos -véase La Sexta y Cuatro- en el punto de mira del Ejecutivo y del partido del Gobierno, cualquier precaución es poca. Se avecinan meses de maleza.

http://www.elconfidencial.com/comunicacion/2014-12-21/jaque-al-modelo-salvame_598490/

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