domingo, 9 de noviembre de 2014

El petróleo se hunde hasta mínimos de 2010: la guerra de Arabia Saudí contra el fracking se intensifica

Arabia Saudí ha dado un nuevo paso en su batalla por expulsar del mercado al petróleo obtenido a través del ‘fracking’. Una guerra de precios que, por el momento, ha conducido al barril de Brent a mínimos desde 2010. El presidente de la OPEP reconoció la estrategia del petróleo barato para acabar con el ‘fracking’

El barril de petróleo de referencia en Europa (tipo Brent) ha llegado a caer hasta los 82,10 dólares, pero es el West Texas el que está sufriendo la mayor caída: el barril de referencia en EEUU cerraba en 80,53 dólares hace dos días y hoy se mueve en torno a los 76,60 dólares.
¿A qué se debe esta caída?

A la ya conocida estrategia de Arabia Saudí se suma ahora su decisión de reducir la prima que aplica al crudo ligero que envía a la Costa del Golfo de EEUU en 45 centavos por barril, tal y como informa Bloomberg. Es decir, que el precio del barril para los clientes de Arabia Saudí en EEUU se ha reducido.

Esta decisión ha colocado la prima por barril en su punto más bajo desde diciembre de 2013, lo que unido al incremento que está sufriendo la oferta de petróleo y al estancamiento que sufre la demanda del ‘oro negro’ está hundiendo los precios hasta cotas que no se veían desde 2010.

John Kilduff, co-director en Again Capital LLC, un hedge fund especializado en energía, explica que este movimiento “deja clara la intención de Arabia Saudí, que es mantener su cuota de mercado en EEUU, donde ha perdido una porción del mercado recientemente”, ante el incremento de la producción del shale gas.

“El mercado está reaccionando como si Arabia Saudí fuera a inundar la Costa del Golfo con petróleo barato, que viene a competir directamente con la producción de shale gas”, comenta Michael Hiley, director del departamento de energía en LPS Partners Inc.
¿Puede aguantar el ‘fracking’ la competencia?

El problema para el ‘fracking’ radica en que la producción de petróleo a través de este método cae más rápido que utilizando medios convencionales. La Agencia Internacional de la Energía cálcula que se necesitan 2.500 pozos nuevos anuales solo para mantener la producción de 1 millón de barriles al año en el yacimiento de Bakken, en Dakota del Norte. En comparación, en Iraq apenas se necesitan 60 pozos para obtener los mismos resultados.

Los pozos de gas pizarra reducen su producción entre un 60 y un 70% solo el primer año, mientras que los pozos tradicionales la reducen un 55% en los dos primeros años. Estas estimaciones de Drillinginfo muestran como las empresas se ven continuamente obligadas a reinvertir en nuevos pozos para mantener la producción.

Además, extraer petróleo con este técnica sigue siendo más caro. Por ejemplo, en Iraq el coste del barril de petróleo para las empresas ronda los 20 dólares. Sin embargo, el punto de equilibrio para obtener beneficios en EEUU con petróleo proveniente del ‘fracking’ está estimado entre 60 y 80 dólares el barril, según la AIE. De modo, que el precio obtenido a través del shale gas aún puede aguantar a los precios actuales.

Pero la continua renovación de este sector y la gran inversión en tecnología está consiguiendo que el coste de obtener petróleo a través del ‘fracking’ sea cada vez menor. Marianne Kah, economista jefe de ConocoPhillips, explica que el precio del barril tendría que caer ahora mismo a 50 dólares “para poder hacer algo de daño a la producción del ‘oro negro’ en EEUU”.

“El 80% del petróleo conseguido a través del ‘fracking’ es rentable mientras que el barril se mantenga entre los 40 y los 80 dólares”, explicó Marianne Kah en The Wall Street Journal.
Una guerra contra todo

El vicepresidente senior de PIMCO, Daniel Lacalle, explica en su página web que “la OPEP busca recuperar cuota de mercado contra EEUU, que con la revolución del ‘fracking’ ya produce más que Arabia Saudí. Pero también es una guerra contra Rusia, que necesita a 100 dólares el barril para mantener sus enormes presupuestos de modernización militar”.

Pero no todo queda ahí, la guerra de Arabia Saudí quiere que el petróleo siga siendo la fuente por excelencia que permita moverse al mundo: “Es una batalla contra las renovables, que vuelven a quedar prohibitivamente más caras que el petróleo. Es una guerra contra los vehículos eléctricos y de gas natural… Ya no es económicamente rentable sustituir a una flota de vehículos por gas natural o electricidad”, asegura Daniel Lacalle.


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