domingo, 13 de julio de 2014

El Misterio de los Obeliscos


A menudo nos preguntamos cómo fue posible la construcción de la Gran Pirámide de Giza. Su inmensa estructura nos hace pensar que sería una hazaña prácticamente imposible para la antigua civilización egipcia.

Sin duda un velo de misterios rodea a esta enorme construcción, pero los misterios de construcciones y transporte de enormes monolitos en el antiguo Egipto no terminan aquí, ni mucho menos.

Quizás pasamos por alto el transporte de otro tipo de construcciones que por supuesto también son una increíble osadía para una civilización que únicamente disponía de mano de obra y fuerza bruta para realizar estos transportes.

Estoy hablando de los Obeliscos, unos increíbles monolitos en forma de aguja que se clavaban en el cielo.

Algunos de estos obeliscos llegaban a medir 40 metros de altura y pesaban unas 1.200 toneladas. Es cierto que no todos eran del mismo tamaño pero nunca bajaban de los 30 metros de altura ni de las 800 toneladas.

Los obeliscos eran tallados y cincelados en la cantera, en un único bloque. Otro tema que es realmente un misterio es que eran tallados con una precisión extrema utilizando únicamente rudimentarios cinceles de cobre en una piedra tan dura como el granito.

Pero sin duda, el mayor misterio es cómo conseguían trasladar a cientos de kilómetros tales estructuras. Hay algunos dibujos que representan cómo se transportaban, pero estos dibujos disipan muy pocas dudas. Pues que en estos grabados se muestra que se colocaban sobre barcos y los transportaban vía acuática por el río Nilo.

Pero para empezar en estos bajorrelieves se muestra el obelisco en relación al tamaño de barco y de las personas mucho menor de lo que es en realidad. Incluso llega a mostrarse cómo un solo barco llegaba a transportar dos obeliscos al mismo tiempo.


¿Qué tipo de barco podía cargar más de 2.000 toneladas sobre un río en el que no existe un solo punto con calado considerable? Si a esto añadimos que el Nilo está repleto de bancos de arena y de bajos, en donde suelen verse atrapados los barcos modernos, construidos expresamente para este recorrido, parece inexplicable cómo pudieron los egipcios transportar estos grandes obeliscos cientos de kilómetros río abajo.

En el siglo XIX Egipto proporcionó obeliscos a Francia, Inglaterra y América. Los americanos se vieron rodeados de problemas para transportar su obelisco a Nueva York. En el verano de 1880 el obelisco a Nueva York.

Se construyó un tren especial para transportar el obelisco, avanzó por las vías mediante una máquina de vapor, el obelisco se desplazó por las calles a una velocidad que apenas superaba los 30 metros al día, era muy difícil doblar una simple esquina. Trabajando noche y día sin descanso tardaron un mes en cruzar Central Park. Habían sido necesarios 4 meses para mover el bloque en sólo 3 kilómetros.

Según la egiptología, Hatshepsut, la reina que gobernó durante la XVIII dinastía, tardó sólo 7 meses en tallar, extraer, transportar a 250 kilómetros y erigir en Karnak dos obeliscos sin máquinas de vapor ni correas hidráulicas, sólo con mano de obra.

Recientemente para un documental de una cadena de televisión un equipo trató de levantar un obelisco mucho más pequeño que los de la reina Hatshepsut. Fue sacado de la cantera con maquinaria moderna pero para situarlo y levantarlo sólo usaron mano de obra, tras varias semanas de esfuerzo y de la colaboración de cientos de personas no lo consiguieron. Hoy está abandonado en el mismo lugar donde se intentó erigir, mostrando los logros del antiguo Egipto.

Pero no sólo el transporte fue una gran hazaña, también lo fue la forma de erigirlos, que sigue siendo un verdadero misterio ya que no queda constancia por ninguna parte de cómo lo hacían.

Ante el lugar elegido para su levantamiento se fabricaba una rampa de arena y barro. Por ella se dejaba caer lentamente el obelisco, orientándolo hacia el lugar elegido con una serie de cuerdas que tensaban o frenaban la caída según se precisara.

Abajo se construía un grueso muro contención con varios canales en su interior para que fluyera la arena desalojada, y que funcionaba de tope mientras se tensaban las cuerdas que hacían ascender el obelisco. La mente lúcida que ingenió tal teoría, se olvidó de describirnos como subían el obelisco hasta lo más alto de la rampa, ni las medidas de esta. Aunque lo más interesante sería conocer el material con el que se habría fabricado el mencionado muro de contención, material que debería ser capaz de soportar el peso y la fuerza de bajada del obelisco, más toda la masa de la tierra de la rampa que arrastraba en su deslizamiento.

Cualquier muro convencional de adobe o piedra conocido en la época no aguantaría la embestida del obelisco en su descendimiento.

Tampoco hay ninguna marca o alguna especie rastro que dejara el obelisco hasta los templos donde se erigía. Ya que una vez más, la teoría de que se deslizaba mediante troncos hay que descartarla por dos razones, una, la madera era un recurso verdaderamente escaso y dos, el peso del propio obelisco aplastaría por completo los troncos, ni siquiera los más modernos rodillos de metal resistirían su peso.

Es una gran incógnita todo lo que rodea a estos enormes monolitos, un misterio más que añadir a la lista de cómo las culturas antiguas hacían para crear tales obras de la ingeniería.

Alex Pellejero / Gran Misterio

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