martes, 28 de enero de 2014

Fenómenos aéreos del Antiguo Egipto: El Papiro Tulli

Diversas piezas arqueológicas documentan la presencia de brillantes objetos en los cielos del Egipto faraónico.


Viajar a Egipto es encontrar un lugar que te asombra constantemente. Sus pirámides, sus templos, sus escrituras jeroglíficas, su arte, su Río Nilo donde otrora grandes faraones que construyeron la historia lo recorrieron; sus desiertos, sus ciudades y su gente, que es muy amable para quienes las visitamos y exploramos a lo largo y ancho del país.

La historia de príncipes, princesas, reinas y reyes, las conocemos a través de los escribas, quienes eran las personas que relataban vivencias y experiencias personales.

Es a través de estos escritos que conocemos historias fantásticas de vida, de luchas, de batallas, de cazas, de ceremonias y también hallamos plasmado en estos documentos y distintas piezas la vivencia de extraños fenómenos aéreos que los tuvieron como protagonistas.

El Papiro Tulli

Este papiro es un viejo manuscrito que adquirió el nombre de su comprador, Alberto Tulli, Conservador Jefe de la sección egipcia del Museo del Vaticano durante la década de 1930.

Este manuscrito está escrito en grafía hierática, una variante cursiva del jeroglífico. Mide 20 x 18 centímetros. De acuerdo a lo desarrollado en el mismo, podría remontarse al reinado del faraón Tutmosis III. Pero, ¿qué es lo que ha hecho tan famoso al mismo?

Es simplemente la aparición –de acuerdo a lo escrito - de extraños círculos de fuego que surcaron los cielos en el Antiguo Egipto.

Pero volvamos a Tulli.

Ya dijimos que fue adquirido por Alberto Tulli, quien lo compró en 1934 a un anticuario por una cifra desconocida.

Al morir, todos sus bienes, inclusive el papiro, pasó a manos de su hermano, el sacerdote Gustavo Tulli. Y es a partir de aquí que se pierde el rastro del mismo.

En septiembre de 1957 aparece la primera traducción en español del mismo, tomado de la revista norteamericana Doubt, en su número 41 de 1953, desarrollado por Tiffany Thayer.

Boris de Rachewiltz, fue otro autor que estudió y publicó posteriormente el mismo. Es autor de varios trabajos y estudios acerca de Egipto.

Respecto al papiro, presenta varias lagunas o espacios en blanco debido a la faltante de algunas piezas del mismo, no obstante se puede remontar a la época de Tutmosis III.

El Papiro de Tulli dice lo siguiente, tomando como referencia la edición del texto jeroglífico aparecido en la revista I Misteri en su número 9, año 1, de noviembre de 1995:

“En el año 22, tercer mes de la estación de peret (la germinación) en la hora sexta del día (14 h.) [...] dos escribas de la Casa de la Vida vieron un círculo de fuego que estaba viniendo por el cielo.

No tenía cabeza. Su olor era desagradable. Entonces, ellos tuvieron miedo y huyeron, [...] y fueron a decírselo a Su Majestad. Todo está recogido en la Casa de la Vida. Su majestad reflexionó sobre lo que había pasado. Han transcurrido muchos días después de lo ocurrido [...] Son numerosos al igual que todo [...] Ellos brillan en el cielo como el sol lo hace sobre las cuatro columnas que sujetan el cielo. [...] Entonces los círculos de fuego [...] El ejército del rey estaba (en aquel lugar) y Su Majestad los vio (con sus propios ojos).

Esto sucedió después de la hora de la última comida. Allí arriba (en el cielo), ellos se marcharon hacia el sur. Del cielo [...] algo inaudito desde el comienzo de los tiempos.

Su majestad colocó incienso para apaciguar a Amón Ra, Señor de las Dos Tierras [...] en un documento de la Casa de la Vida [...] eternidad".

¿Qué es lo que relataron los escribas? ¿Círculos de fuego sobrevolando el Antiguo Egipto?

Dos escribas ven un círculo de fuego que surcaba el cielo, se atemorizaron y huyeron. Días más tarde “...muchos días después...” numerosos círculos de fuego y muy brillantes como el Sol vuelven a cruzar el cielo, siendo observado por todo el ejército y el rey, desapareciendo hacia el Sur:

“...han transcurrido muchos días... son numerosos... ellos brillan en el cielo... los círculos de fuego... el ejército del rey... y su Majestad los vio... ellos se marcharon hacia el sur...”.

El Papiro de Tulli es sin duda un testimonio veraz de los hechos vividos. Pero, ¿dónde se encuentra hoy?

A la fecha nadie lo sabe, se ha perdido el rastro e inclusive ya no figura dentro de la colección egipcia del Museo del Vaticano. Simplemente ha “desaparecido”. ¿Por qué?

Este papiro ¿indicaría el testimonio escrito más antiguo acerca de la aproximación de fenómenos OVNI en la antigüedad?

Muchos investigadores y estudiosos consideran que así es, ya que se descarta totalmente que haya sido un fenómeno natural.

El Cuento del náufrago (o el Papiro de Leningrado 1115)

Otro de los testimonios escritos que hallamos es el famoso Cuento del Náufrago expuesto en el Museo de Moscú.

Este aparece en el Museo Imperial de San Petersburgo, desconociéndose al igual que otros documentos y piezas, cómo pudo haber llegado allí. Su fecha se remonta al año 2000 a.C.

Describe en 190 líneas las peripecias de un hombre, único sobreviviente de un naufragio, que es llevado por las olas producto de una gran tormenta a una isla de grandes riquezas donde reinaba una gran serpiente de más de 15 metros de longitud. Según el propio testimonio, brillaba como el oro, y sus cejas eran lapislázuli.

Allí le cuenta como toda su familia había muerto producto de la colisión de una “estrella” que cayó del cielo, pereciendo todos los miembros de la familia y provocando un gran incendio.

Las líneas 129-130 del papiro dice: “aja seba jau”, que significa “entonces una estrella cayó…”

Algunos estudiosos consideran que quizá haya sido un meteorito, y por la falta de conocimiento del mismo, el escriba lo identificó como “estrella”, ab3 (seba).

Otros ven aquí la presencia de un objeto que cayó del cielo o un tripulante cubierto de algo ¿metálico?, ya que se lo describe brilloso como el oro.

No se trataría de ningún meteorito o fenómeno natural.

Sin duda “algo” físico había allí, y no de características naturales.

Al final de este papiro, sus dos últimos ideogramas están identificados con una estrella de cinco puntas y un disco solar, haciendo alusión a algún fenómeno astronómico.

¿Qué fenómeno realmente describe este documento?

GUILLERMO D. GIMÉNEZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario