jueves, 16 de enero de 2014

EEUU quiere llenar Rumanía de terroristas islamistas

En el territorio de Rumania podrá aparecer un foco de tensión que se convertirá en el dolor de cabeza no olo del gobierno rumano sino de todos sus vecinos. Todo “gracias” a Washington que, con el apoyo de la ONU, intenta organizar el traslado desde Iraq al país balcánico de varios miles de miembros de la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (Moyahedin-e Jalq).

La llamada comunidad civilizada se preocupa tanto de la suerte de los radicales por una simple razón: los muyahidines ven su misión en la lucha contra Irán, al que Occidente intenta debilitar por todos los medios.

En Irán e Iraq el grupo Moyahedin-e Jalq es clasificado como una organización terrorista. Su brazo armado, el Ejército de Liberación Nacional de Irán sirvió como base para la creación del Consejo Nacional de Resistencia Iraní, una coalición de fuerzas opositoras de este país. Pero la romántica idea de crear una sociedad socialista y sin clases, con la que a mediados de los 1960 empezaba la “gloriosa” historia de los opositores a la monarquía, desembocó en la lucha subversiva y ataques terroristas masivos. Al tropezar con una dura respuesta por parte del gobierno iraní, el grupo trasladó su sede a Iraq donde participó een acciones militares contra los kurdos y en incursiones al territorio iraní durante la guerra entre estos países. Más tarde, continuaron realizando incursiones al territorio de la República Islámica ya por iniciativa de EEUU y bajo su control.

A pesar de la impresionante lista de las bajas infligidas por el grupo (unas 50 000 víctimas, entre ellos algunos altos cargos de Irán), la Unión Europea y, más tarde, EEUU recientemente retiraron a Moyahedin-e Jalq de la lista de organizaciones consideradas como terroristas. Su táctica es comprensible: “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Los estrategas occidentales siempre han sabido recurrir con éxito y en el momento justo a este tipo de alianzas con los que anteriormente era considerado terrorista, como en el caso de los muyahidines.

La idea de Washington de alojarles en Rumanía es por lo menos aberrada, cree el experto ruso, orientalista Borís Dolgov:

—Si las autoridades rumanas tiene dudas al respecto, y las tendrá casi seguro, deberá oponerse a esta propuesta. La organización Moyahedin-e Jalq actúa en contra de Irán, donde es designada como terrorista, es responsable de numerosos ataques y atentados terroristas, es decir puede ser clasificada como tal. Además, el plan de EEUU va en contra de la tendencia a la mejora de las relaciones entre Washington y Teherán. Además, el traslado de los muyahidines contribuirá a desestabilizar la situación en la región. Está claro que no van a esforzarse para entablar una relación pacífica con los representantes de otras.

Por ahora EEUU no tienen éxito en realización de su plan a pesar de que para ello han seleccionado un país que depende en gran medida de la política de Washington. No es ningún secreto que apuesta por apoyar a Rumanía secreta- y abiertamente considerándola una zona de alto interés geopolítico desde la desintegración de la URSS en 1991. Por lo visto este apoyo tiene su precio, pero en este caso es exorbitado.


Sin embargo, según algunas fuentes esta cuestión se planteó durante el encuentro entre el Secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y el ministro de Asuntos Exteriores de Rumanía, Titus Corlatean, celebrado a principios de diciembre en Bruselas. Un año antes Alemani y Albania anunciaron que estaban dispuestas a acoger a parte de los miembros de Moyahedin-e Jalq. Pero los líderes de esta organización insisten en que se cree un asentamiento compacto de los tres mil muyahidines que se encuentran en la base estadounidense en Iraq. Esto, por supuesto, pareció demasiado peligroso a las autoridades alemanas y albaneses y se echaron atrás. Los líderes de los terroristas se vieron en un callejón sin salida: ningún país quiere acogerles mientras en Iraq sus campamentos son objeto de ataques con misiles perpetrados por desconocidos. Los activistas de Moyahedin-e Jalq responsabilizan por ellos al gobierno de Iraq que quiere desalojar a los radicales.

La realización del plan estadounidense que prevé su traslado a Rumanía es amenazante pero también improbable, comenta el experto del Instituto de Evaluación Estratégica y Análisis, Serguéi Demidenko:

—El traslado de un importante número de personas con una muy específica preparación militar e ideológica a una región europea poco estable aumentaría las tensiones. Pero es poco probable. Las autoridades rumanas tienen idea de lo que significaría aceptar la propuesta de EEUU. Los militantes de este tipo de organizaciones tienen un perfil psicológico muy peculiar, están orientados a luchar contra los infieles y difícilmente podrías renunciar a esta lucha. Pero si al fin y al cabo este plan se hace realidad, agravará enormemente la amenaza del radicalismo islámico en Europa. Especialmente en la situación cuando los servicios secretos europeos son incapaces de paralizar las actividades de Al Qaeda en el sur del continente.

Está claro que desde cierto pinto de vista la preocupación de Washington sobre “los enemigos de sus enemigos” es una causa noble: no abandonan a los “suyos”. Además en Rumanía está previsto construir una base estadounidense donde los muyahidines podrían alojarse aunque temporalmente. Por cierto, los avances en las negociaciones nucleares no representarán un punto de inflexión en las relaciones entre Irán y EEUU que, no obstante, continuó con sus planes de desplegar el escudo antimisiles en Europa para protegerse de un eventual ataque iraní.

La decisión de acoger o no a los militantes del grupo de la misma índole que Al Qaeda o Talibán en Rumanía es competencia exclusiva del gobierno de este país. Y también su responsabilidad. Aunque las autoridades de la vecina Ucrania deberían estar alerta: los combatientes bien entrenados podrían tomar parte en un cambio de gobierno por medio de la fuerza o en la desestabilización de la situación ya de por sí poco estable en Ucrania. Porque no están acostumbrarse a estar con los brazos cruzados.

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