viernes, 27 de diciembre de 2013

La alianza Arco de Seguridad, un nuevo rumbo para Oriente Medio


En el inestable Oriente Medio, desangrado por los conflictos y la tensión internacional, emerge una firme alianza de seguridad entre Líbano, Siria, Irak e Irán, que pretende definir la nueva dirección del desarrollo de la región.

Según señalan los analistas y observadores internacionales, Oriente Medio está experimentando hoy en día un cambio radical. La destrucción del arsenal de armas químicas en Siria, auspiciada por Rusia, el acercamiento entre EE.UU. e Irán, la disminución del poder de Arabia Saudita e Israel y la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, son circunstancias que, unidas, provocarán un cambio considerable de la dinámica regional.

Hasta el momento no estaba claro qué rumbo podría tomar el nuevo cambio, de dónde procede, hasta qué punto podría llevar y quién sería capaz de definirlo. El analista político especializado en Oriente Medio Sharmine Narwani afirma que ahora ha quedado claro que la nueva ‘dirección’ de la región se guía principalmente por la “amenaza a la seguridad” que representa la proliferación en la zona de numerosos extremistas, combatientes sectarios e islamistas procedentes en su mayoría de Afganistán o Irak.

Según Narwani este peligro ha supuesto un impulso para una serie de acuerdos diplomáticos globales que han dado lugar a una cooperación inesperada entre una variada mezcla de pueblos, muchos de ellos tradicionalmente enfrentados. El comentarista también señala que por primera vez en décadas, esta dirección estará dirigida desde el interior de la región, por los Estados de Oriente Medio, los grupos y los partidos más amenazados por el extremismo.

Mientras los militantes salafistas recorren las fronteras de los Estados desde el Levante hasta el norte de África y más allá, desintegrando sus territorios, amenazando la soberanía y arruinando la economía, un grupo de países que representan el tramo de la región entre el Levante y el golfo Pérsico, formado por Líbano, Siria, Irak e Irán, ha decidido dar una respuesta a este caos tratando de expulsar a los milicianos hacia fuera de sus áreas y cortar sus raíces.

De acuerdo con Narwani los cuatro Estados miembros de la alianza, llamada Arco de Seguridad, ya están compartiendo la información de inteligencia, cooperando en el campo de batalla con sus recursos colectivos y trabajando para lograr obtener el apoyo de la comunidad internacional.

Objetivos

Según datos procedentes de una serie de fuentes bien informadas en el Levante, el Arco de Seguridad trata de alcanzar varios objetivos: en primer lugar, mantener la integridad territorial y la soberanía de los países participantes. En segundo lugar, establecer una rigurosa cooperación militar y de seguridad contra las amenazas inmediatas y futuras de los extremistas. Y en tercer lugar, forjar una visión del mundo político común que mejore la alianza y pueda conducir a una mejor colaboración en otras áreas.

Actualmente los esfuerzos colectivos del Arco de Seguridad se centran en la eliminación de los extremistas del territorio de los países miembros de la alianza (Líbano, Siria, Irak e Irán). Principalmente se prevé que el objetivo se alcance mediante la fuerza militar, pero también se plantea la posibilidad de una solución pacifica mediante las negociaciones.

Como una de las medidas para lograr este objetivo, la alianza de seguridad ha preparado un proyecto para el establecimiento de un régimen de sanciones globales, que ya ha sido puesto en marcha en algunas regiones, para paralizar financieramente las redes yihadistas y salafista atacando sus fuentes de financiación. El analista señala que la implementación de estas sanciones ha sido imposible desde hace unos meses por culpa del fuerte apoyo de Occidente y Arabia Saudita a los numerosos grupos terroristas que operan en la zona.

Otro paso para liberar sus tierras de los insurgentes radicales sería cerrar fronteras y reforzar la seguridad respecto a la inmigración, por lo que ya se están tomando medidas drásticas en las fronteras entre Siria, Turquía y Jordania, aunque la frontera iraquí todavía sigue siendo permeable y peligrosa.

No obstante, el analista político destaca que estos extraordinarios acontecimientos no habrían sido posibles hace apenas seis meses, cuando Occidente, apoyado por las naciones petroleras de la región, seguía con sus miras puestas exclusivamente en una solución militar a la tensa situación en la zona.

Hoy en día el panorama de Oriente Medio ha cambiado significativamente: la relación de EE.UU. y Arabia Saudita se ha debilitado, los embajadores europeos empiezan a tomar el camino de regreso a Damasco, los miembros de la OTAN y Turquía están trabajando horas extras para mejorar sus relaciones con Irán e Irak y EE.UU. y el Reino Unido han retirado su apoyo a los rebeldes. Según Narwani, son solo algunos ejemplos de una lista interminable.

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