lunes, 17 de junio de 2013

Insisten en el implante del CHIP, con una nueva TRAMPA en manos de la Universidad del País Vasco

¡Araitz Molano, aun estás a tiempo!, piensalo bien y que no te utilicen, el doctor que “inventó” esa enfermedad se arrepintió antes de morir y habló, deberias informarte en nombre de la vida de muchas personas que en estos momentos puedes tener en tus manos. Piensa que la salud es importante pero el alma es eterna:




Un tesis doctoral presentada en la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) desarrolla un chip de ADN que diagnostica el transtorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

La autora de la tesis es la licenciada en Bioquímica y doctora en Farmacología por la UPV-EHU, Araitz Molano (Barakaldo-Bizkaia, 1983) quien propone esta herramienta para resolver los actuales problemas de diagnostico y tratamiento que presenta el TDAH, según ha informado la universidad pública vasca.

La investigadora ha estudiado la asociación de polimorfismos genéticos (variaciones en la secuencia de ADN entre diferentes individuos) con el TDAH y ha analizado 400 muestras de saliva de pacientes con el transtorno y otras 400 de personas sanas y sin antecedentes de enfermedades psiquiátricas.

Entre toda ellas y partiendo de más de 250 polimorfismos, encontró 32 polimorfismos asociados tanto al diagnóstico de TDAH como a la evolución del transtorno, la severidad sintomatológica y la presencia de comorbilidades.

Con los resultados, Molano proponer un chip de ADN con esos 32 polimorfismos -que se podría actualizar con otros nuevos- como herramienta tanto para el diagnóstico como para el cálculo de susceptibilidad genética a diferentes variables, entre ellas la buena respuesta a fármacos o la normalización de los síntomas.

Molano, que espera que este chip llegue a las clínicas, continuará con esta investigación para centrarse, en el futuro, en la respuesta a los fármacos de los afectados por el TDAH.

Este transtorno neuropsiquiátrico es el más común en la infancia con un prevalencia del 8 al 12 por ciento entre la población infanto-juvenil mundial, de los cuales el 50 por ciento mantiene los síntomas en la edad adulta.

Entre estos síntomas destacan las dificultades de atención, la distracción en las tareas, el comportamiento impulsivo o la actividad excesiva e inapropiada, lo que afecta de forma grave a la vida social, académica y laboral del afectado, además de un gran impacto en sus familias y entorno, según Molano.

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